martes, 26 de abril de 2011

Emprendedores y financiación

El ahorro y la inversión nacional ha ido al ladrillo. La vorágine especuladora pasada ha provocado un exceso de inversión a un sector (inflándolo hasta que ha explotado). El coste de oportunidad de invertir en ladrillo frente a hacerlo en mejorar la productividad traerá consecuencias negativas para el crecimiento. En la actualidad la poca financiación que tenemos está siendo absorvida por el estado principalmente. Como en las crisis anteriores, se ha producido un déficit público que ha hecho crecer la deuda a ritmo vertiginoso. Además, las políticas de estímulo de la demanda no han funcionado. La sustitución del gasto privado por el público sólo funciona en el corto plazo. Cuando se lo preguntaban a John Maynard Keynes, padre intelectual de estas políticas, contestaba diciendo “En el largo plazo estaremos todos muertos”. Efectivamente, así será pero no morirá la deuda contraída con las políticas expansivas, la pagarán nuestros hijos y nietos. Y ése es un legado que no me gustaría dejarles. Al final de su vida, Keynes pudo vislumbrar el peligro de excederse con las políticas que él mismo había propuesto, pero esta parte de su biografía no la recuerdan los que hoy abusan de su nombre para cometer atroces despilfarros. En nuestro caso el gobierno ha hecho bueno aquel viejo ejemplo del New Deal, por el cuál, en tiempos de desempleo, el estado debe contratar parados para que caven agujeros. Los parados cobrarán un sueldo que podrán usar para consumir y así impulsar la rueda varada de la economía deprimida. Y si la cosa se alarga, entonces, debían tapar los agujeros y cobrar de nuevo su paga. En nuestro caso, se ha gastado en aceras y proyectos superficiales por el estilo. Pero ésto ya es pasado, ahora la consecuencia es el déficit y la deuda. Agujero negro que absorve gran parte de la financiación disponible en el sistema. Y en el sector privado los grandes demandantes de financiación son la banca y el sector inmobiliario (luego hablaremos de los zombies). España tiene, históricamente, una balanza comercial negativa. Como no tenemos ahorro suficiente, tenemos que pagar este déficit endeudándonos con el exterior. Suma y sigue de necesidades de financiación.

“Demasiado grande para caer” Con este obsceno e injusto argumento nos han metido la mano en la cartera para financiar a los que han fracasado. Ésto si que es un “New Deal”. Con estas nuevas reglas de juego, los grandes banqueros tienen incentivos para arriesgarse más de lo debido en sus decisiones. Si les va bien ganarán y si les sale mal perderán su empleo, que es la parte negativa, pero se irán con millones de dólares en sus bolsillos, para consolarles. El accionista no perderá tampoco, si su banco es suficientemente grande, y recibirán las ayudas estatales necesarias para no perder su inversión. Los que lo han hecho mal deben caer para que dejen progresar a los que lo han hecho bien. Lo nuevo debe crecer de las cenizas de lo viejo. En el bosque la materia orgánica muerta sirve de abono para que crezcan los nuevos brotes verdes. Los trabajadores desempleados de las empresas caídas serán absorbidos por el nuevo cíclo. Los que no puedan entrar en la nueva ola deberán recibir la ayuda del estado para adaptarles a la nueva situación y que se puedan reenganchar en nuevas empresas.

Mantener empresas quebradas (públicas y privadas, entidades financieras o no financieras) es como mantener con vida a los zombies de las pelis de terror. No tiene ningún sentido y las consecuencias son graves. Como dicen en USA los “Walking Dead” los zombis (o no muertos según la literatura y películas de terror) son seres no vivos que pululan en busca de personas con las que saciar su infinita hambre de carne humana. Son gregarios, muy contagiosos y buscan ampliar su número. No razonan, no tiene sentido dialogar con ellos y son duros de eliminar. Suelen aparecer por una anomalía genética o nuclear y al principio, cuando la amenaza no parece grave, cuentan con valedores entre los vivos (especialmente entre sus creadores). ¿Quiénes son los zombis de la economía? En nuestro caso el virus que propaga la contaminación son las burbujas inmobiliarias, bursátiles o de deuda soberana o privada.

Japón sufrió una de las mayores burbujas especulativas de la historia económica moderna. El superávit comercial de los años 80 del pasado siglo se dirigió a la compra de suelo y acciones. La magnitud de la burbuja fue tal que el valor de los inmuebles de Japón era cinco veces el valor de todo el territorio completo de Estados Unidos. El índice Nikkei de la bolsa de Tokio se multiplicó por cuatro en cinco años. Tras el estallido de la burbuja, el Nikkei se depreció un 63% en dos ejercicios y los precios de los inmuebles cayeron en picado. Dado que las acciones tenían como garantía los bienes inmuebles, el sistema financiero entró en una grave crisis que sumió a la economía en un letargo que duró hasta 2007. Las empresas y entidades financieras estaban quebradas en la práctica pero se las mantuvo vivas artificialmente para evitar su caída masiva como piezas del dominó. Era zombis empresariales (empresas no muertas). En 17 años mantuvo su PIB en el mismo valor nominal, así como el mismo número de trabajadores ocupados. El ahorro del país fue a parar a financiar el sector público y a los zombis. Como consecuencia se dejó sin financiación a la inversión privada “sana”. Además, los impuestos se subieron en varias ocasiones. En la crisis económica de Japón (la década de los noventa del pasado siglo) los recursos económicos y la financiación se dirigieron a los peores riesgos: Sector Público, banca e inmobiliarias. En nuestra crisis los primeros zombies fueron las empresas inmobiliarias que contagiaron a los bancos y éstos a su vez a los estados. Por el medio cayeron infectadas empresas y trabajadores en paro. Cayó Grecia, cayó Irlanda,… ¿quién será el siguiente infectado por los zombis?

Como están muertos es imposible que renazcan por sí mismos, como una parte de nuestro sistema financiero. Sirva de ejemplo las cajas. Si se financian al 7,78% ¿a qué precio van a poner los préstamos a los pequeños empresarios para que puedan progresar sus negocios? Todo lo que sea inferior al 10% probablemente les dará pérdidas. En la práctica, no hay financiación, porque los zombies necesitan toda la sangre (dinero) que puedan conseguir para sobrevivir ellos, y no para financiar a nadie más. La estrategia del avestruz. Vamos a sobrevivir cueste lo que cueste a ver si escampa. Los no muertos usan todo su poder e influencia para conseguir su inyección de droga monetaria. Una y otra vez piden más droga. Usan sus trabajadores como los rehenes de un secuestro. “O me das mi chute o despido a mis cien mil empleados” podrían decir. Sólo caen las pequeñas empresas que son las que generan más del 80% del empleo en nuestro país, pero no olvidemos que el mayor devorador de financiación es el Estado. Con el déficit disparado y su deuda creciente, actúa como un enorme zombie que nos sustrae rentas vía aumento de impuestos primero y después por la no menos grave hambre de financiación que arrasa con miles de millones de euros que tampoco llegan al emprendedor. En esta situación, a nadie sorprende que la mayor dificultad que manifiestan los emprendedores es la falta de financiación. Ante esta disyuntiva ¿Qué podemos hacer? ¿Esperar a que escampe o emigrar?

El gobierno español ha tardado un par de años en reconocer la situación y otro más en empezar a hacer algo. Ahora estamos con reformas a medias, como la del mercado laboral, que hasta día de hoy no ha conseguido mejorar su principal objetivo, que era crear empleo. Tenemos que hacer mucho más. Por ejemplo comentaré unas cuantas ideas a vuela pluma: Quitar todas las subvenciones (Plan E, Planes Renove, la VPO, etc.). Privatizar los servicios públicos que se puedan dar por el sector privado y que el estado no compita en los mercados competitivos. Que los servicios públicos (que se determine) se subcontraten manteniendo los requisitos y derechos de los ciudadanos (si se hace vía concesiones, pudiera ser una fuente de ingresos indefinida). Privatizar empresas públicas. El estado debe garantizar los servicios públicos que quiera y necesite la sociedad. Pero que deba garantizarlos no implica necesariamente que los tenga que suministrar él mismo. Es decir, si necesito una ambulancia me sirve igual una de una empresa privada que una pública. Pero es mejor para el sistema que me dé la asistencia una ambulancia privada, porque es más eficiente que hacerlo desde el sector público. La administración debe sacar una concesión para que den el servicio las mejores empresas. Y si no cumplen adecuadamente, que se la quiten y se la den a otras.

Que todas las autopistas sean de peaje (que las pague quién las usa). Acabar con el “todo gratis”. Pagar, aunque sólo sea una cantidad testimonial (copago) en el uso de los servicios públicos (excluyendo del pago a los pobres). Ganaríamos en productividad (el sector privado es más eficiente) y además con los ingresos que recibiría el estado se podría reducir la deuda. Qué antipáticos son los recortes y los ajustes (qué mal genio tenemos cuando nos ponemos a dieta,...). Los gobernantes que se atrevan a realizar estas medidas, se arriesgan a salir mal en las próximas elecciones, pero habrán cumplido con su deber.

Con estos mimbres es complicado atraer capital hacia la inversión productiva. La que nos dará crecimiento y prósperidad en años venideros. La situación seguirá siendo muy grave mientras no se solucione el paro. Los millones de parados actuales tienen que darse cuenta de que los viejos tiempos tardarán en volver. Y que el trabajo por cuenta ajena no es seguro. Debemos cambiar de mentalidad. La seguridad en el empleo pudo funcionar para mis padres y mis abuelos, pero no ahora. Tenemos que buscar otros modelos de relaciones laborales mucho más dinámicas. Relaciones en las que tomen más importancia el autoempleo, el emprendimiento y en definitiva, tomemos la iniciativa de nuestra ocupación laboral futura. Como decía Abraham Lincoln “Aquellos que esperan que las cosas lleguen es posible que reciban alguna, pero sólo las que dejen los que salen a buscarlas”.


Carlos Medrano Sola es Licenciado en Economía y Emprendedor
http://economiapoliticaymas.blogspot.com

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