domingo, 3 de abril de 2011

Emprendedores y Crecimiento Económico IV. Motivación Emprendedora y Crisis Económica

En estos años de recesión económica no se dan las mejores circunstancias para lanzarse a una nueva actividad emprendedora. Los trabajadores más valiosos (en el sentido de más demandados) se acurrucan al abrigo de la nómina. La cuál es un potente anestésico para el espíritu emprendedor. Los que tienen ideas se las guardan para tiempos mejores. Y los que hacían negocios en las aguas termales de los años de expansión, ni saben ni quieren lanzarse a la piscina de agua helada, bastante tienen con pagar las deudas de los proyectos fallidos. Hace unos días, le presenté un nuevo proyecto a mi amigo y asesor Juancho, y él me contestó “Carlos, hace mucho frío, ¿lo sabes?”. Lo peor es que tiene razón.

Buscamos la seguridad en el empleo frente a la liberad. O en otro nivel superior la búsqueda de la felicidad. Pero ¿Qué seguridad han tenido todos los que han sufrido un ERE? Hasta los funcionarios (los intocables) han visto reducido su salario. Cuando alguien consigue una plaza de funcionario lo celebra como el día más grande de su vida profesional. Acude a su primer día de trabajo dando saltos de alegría y con resaca de la juerga que preparó con sus amigos para celebrarlo. Pero el viejo funcionario, que lleva más de cuarenta años allí, lo mira con desdén. La clave del éxito en cualquier ámbito de la vida es disfrutar con lo que se hace. Si las horas se te hacen minutos lograrás alcanzar la excelencia. Busca la felicidad y tendrás éxito.

Para que haya motivación debemos partir de la necesidad, del descontento, de la insatisfacción, de la ambición por mejorar, del deseo de conseguir nuestro sueño. Nuestra sociedad opulenta no favorece que tengamos ganas de comernos el mundo. El estado paternalista no ayuda. Buscamos ponernos a cobijo de su paraguas. Una adormidera que aplaca nuestra ansiedad y miedo al futuro, a la vez que nos vamos aturdiendo al calor de su regazo. Si nos dijeran claramente que hay una gran probabilidad de que no va a haber pensiones suficientes ni seguridad social para todos, quizás así, despertaríamos de nuestro letargo y nos pondríamos manos a la obra. Buscaríamos generar rentas futuras para pagar la universidad de los hijos o para proveernos de ingresos en la vejez, etc.

En marzo de 2010 el Círculo de Empresarios publicó “Prioridad: Más empresarios”. En este documento defendía que eran necesarios medio millón de empresarios para superar la crisis económica. Desde 1987 hasta 2007 la economía española ha registrado dos fases de crecimiento económico (separadas por la crisis de los primeros años 90). El número de trabajadores pasó, en dicho periodo, de once millones a superar los 20. A su vez se produjo un incremento paralelo del porcentaje que representa el total de empleadores sobre la población ocupada (del 3,5% al 6%). Entre 1996 con una tasa de desempleo del 22% y 2007 con el 8%, se crearon cerca de 8 millones de empleos, de los que medio millón correspondieron a empleadores. El Círculo de Empresarios pedía una serie de reformas que facilitasen el cambio: Seguridad Jurídica, facilidad para tramitar el alta de nuevas empresas, tratamiento fiscal favorable, mercados regulados que garanticen la justa competencia, reforma laboral, control del déficit de las AAPP, impulsar el capital riesgo y como último punto, pero no menos importante, promover el espíritu emprendedor. Las fórmulas propuestas para inspirar hacia el emprendimiento se basan en introducir en los currículos académicos contenidos y habilidades emprendedoras, explicar el papel del empresario como creador de riqueza, fortalecer los vínculos entre la empresa y el mundo académico, fomentar la ética empresarial y educar al profesorado

La relación padres e hijos ha cambiado en las últimas décadas. Se produce un retraso en la edad de emancipación. Nuestros jóvenes duermen entre las sábanas de su habitación infantil hasta mucho más allá de los treinta años. Para salir del nido esperan la oportunidad para empezar a volar, porque nadie les ha dicho que a volar se aprende volando. No pasa nada si se caen, lo importante es que se vuelvan a levantar. Cuando nacieron tenían la ambición de caminar sobre sus dos piernas. Cuántas veces tropezaron y se hicieron daño al dar sus primeros pasos. En el hombre está la esencia de su superación personal. El bebé volverá a caerse y a levantarse cuantas veces hagan falta hasta que ande por sí solo. Los padres no deben alarmarse y chillar cuando se tropiezan pues asustarán a su vástago y éste se acobardará. Deben evitar que se rompa la cabeza, pero ésto raras veces ocurre. Hay casos enfermizos en los que los niños tardan años en andar. El exceso de proteccionismo de los padres consigue anquilosarles y retrasar su desarrollo. Así pues, debemos animar a nuestros jóvenes a que vayan aprendiendo a volar. Si se hacen mucho daño ya les socorreremos. Las gallinas acogen bajo sus alas a sus pollitos. De esos pollitos sólo saldrán más gallinas porque ésa es su naturaleza. Su futuro será formar parte de un asado o una sopa. La crisis actual ha acentuado esta tendencia aniñadora (me invento la palabra) de nuestro preparados jóvenes. Necesitamos un nuevo modelo a seguir, nuevos personajes a los que admirar.

Thomas Alva Edison (1847-1931) no inventó la bombilla. Otros lo hicieron antes que él. Él la perfeccionó para que tuviera valor comercial. Consiguió, después de miles de ensayos fracasados, que funcionara más tiempo. Dejó pronto de estudiar, porque sus maestros pensaban que no era suficientemente inteligente. A pesar de ello, su madre logró despertar al genio construyéndole un laboratorio en el sótano de su casa. De niño vendió dulces, periódicos, revistas, escribió y editó su propio periódico empleando a otros niños para distribuirlo. Dedicaba su tiempo libre a investigar. Fue operador de telégrafo y pudo conocer en profundidad el sistema de líneas, postes, gente con aptitudes y estaciones de transmisión de esta nueva tecnología. Esta experiencia le sirvió para comprender que el poder de la bombilla no solo era ésta como tal, sino que englobaba también el sistema de líneas eléctricas y estaciones de transmisión que la impulsaban. Construyó una red y se hizo inmensamente rico. Fundó, entre otras empresas, General Electric y su sentido de los negocios logró que sus inventos fueran útiles para millones de personas. Tenemos que recuperar figuras como él, buscar nuestros “Edison forales y nacionales” que los hay, y que sirvan de modelo para las nuevas generaciones.

En nuestro país ser investigador en un laboratorio es muy fashion pero es necesario un emprendedor que lo convierta en un producto y lo comercialice. Los esfuerzos por innovar (dejando a parte la necesaria investigación pura) son inútiles si no tienen, desde el planteamiento inicial, llegar al mercado.

En los medios de comunicación suelen salir políticos analizando que si Navarra invierte en I+D+i el 1.96%, que si Japón invierte el 3.44%, y que si EE.UU el 2.7%. O frases grandilocuentes como “En el año 2015 estaremos en la Champions League de las naciones que más invierten en I+D+I”. ¡Qué más dará la cantidad de lo que se gasta en I+D+i lo importante es el retorno de la inversión! Como dice Xavier Sala i Martín a la I+D+I solo le falta la O, la T y la A. La innovación no es más sencilla para las empresas. Que Microsoft se gaste ocho veces más que Apple en innovar no ha impedido que la compañía de la manzana le haya adelantado en valoración bursátil. El éxito de Apple ha residido en la capacidad de crear una comunidad de fans alrededor de los productos más rompedores del mercado. Se centran en unos pocos productos (con dos móviles y la ayuda del Android de Google, casi quiebran a Nokia, líder del mercado venido a menos). Frente a eso Microsoft ha abusado de su posición dominante sacando productos nuevos cuando dejaban de venderse los viejos.

Carlos Medrano Sola es Licenciado en Economía y Emprendedor
http://economiapoliticaymas.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario