viernes, 26 de noviembre de 2010

España no es Irlanda (Diario de Navarra 26.11.2010)

En estos días estamos asistiendo a una batalla dialéctica entre los liberales y los socialdemócratas a cerca de si Irlanda ha caído por sus políticas liberales o no. Unos la usan como ejemplo del fracaso de las políticas liberales y los otros se defienden diciendo que ha caído, precisamente por abandonar dichas políticas avalando las pérdidas de su banca nacional.

Irlanda fue un país muy proteccionista y pobre durante la mayor parte del siglo pasado. El deterioro económico de los años cincuenta, produjo una masiva emigración que redujo a un séptimo su población. A principios de los setenta Irlanda logró algunos avances con respecto a la liberalización comercial y se adhirió a la Comunidad Europea en 1973. Desde esta fecha hasta 1986 se caracterizó por políticas keynesianas (generar crecimiento económico aumentando el gasto del estado) que la condujeron a una grave crisis fiscal. El gobierno reacción subiendo los impuestos a la renta y al consumo para reducir el déficit. Lo que terminó por empeorar sus situación y les obligó a tomar medidas liberales no por un cambio ideológico sino porque no podían sostener la situación anterior. Con el tamaño del gobierno reducido, el clima económico estabilizado y las políticas de libre comercio la economía de Irlanda comenzó a crecer a una tasa del 4% para 1989. Más del doble si se compara con el 1,9% de crecimiento entre 1973 y 1986. El tratado de Maastricht obligó a Irlanda, y al resto de la UE, a la contención fiscal para cumplir los requisitos de entrada al euro. Y en el año 2000 bajaron el impuesto de sociedades del 40% al 24%. Además crearon un impuesto especial del 10% para empresas relacionadas con el comercio internacional o localizadas en la city financiera de Dublín. Esta laxitud impositiva atrajo a un gran número de multinacionales que establecieron sus sedes en Dublín y engordaron las arcas irlandesas con sus impuestos (mejor un 10% que nada). Y en estas que llegó la actual crisis y golpeó salvajemente al sector financiero Dublinés. El gobierno irlandés, ante la más que probable quiebra de sus bancos, reaccionó con medidas adecuadas como introducir transparencia, reconocer las pérdidas, limpiarlas y tratar de poner de nuevo en marcha el sistema financiero. Pero se pilló los dedos, y algo más, al avalar las pérdidas bancarias con el patrimonio nacional irlandés. Este fue su gran error. El Socialismo para ricos: Privatizar los beneficios y nacionalizar las pérdidas. Con el agravante de que introduce el sesgo, pernicioso e inmoral, de empujar a los agentes a tomar riesgos excesivos: si sale bien se forran y si sale mal lo pagará el estado.

El descalabro ha sido abrumador porque el montante a pagar (a escote) supera los 50.000 € por familia irlandesa. En nuestro país no se ha avalado a la banca “a la irlandesa”, pero existe demasiada deuda tanto en el sector público como en el privado, en España se estima en un 180% del PIB. Esto unido al estancamiento económico y al paro hace que nuestros acreedores duden de nuestra capacidad para devolver lo prestado. Y un deudor necesita ir refinanciándose para poder hacer frente a los pagos. En caso contrario, entra en quiebra (ahora lo llaman default) como Argentina. En estos días de zozobras bursátiles el coste de esa financiación se está disparando por encima del 5% para las arcas españolas. Conclusión: debemos mucho y con un dinero cada vez más caro.

La UE acude al rescate para salvar a los irlandeses, y al resto de la zona euro, prestando miles de millones de euros para sostener la situación. Además se ajustan el cinturón e implantan privatizaciones para ajustar el déficit. Pero todo esto no ha servido para calmar el pánico en los mercados, es más, su efecto ha sido justo el contrario. Y volvemos a tener a los buitres del mundo financiero a la expectativa de si las medidas del gobierno español son suficientes (como así afirman ellos) o por el contrario nos hundimos en el mismo fango en el que están nuestros vecinos helenos e irlandeses.


Carlos Medrano es Licenciado en Economía (www.economiapoliticaymas.blogspot.com)

jueves, 11 de noviembre de 2010

Hoy un artículo que no tiene nada que ver con este Blog pero que me hace mucha ilusión


Un estudiante de la UPNA triunfa en el teatro La Fenice (Publicado en Diario de Navarra el 11 de noviembre de 2010)

Javier Tomé cautivó al público veneciano con su interpretación de Nemorino en la ópera "L"elisir d"amore" El pasado viernes 5 de noviembre se produjo el estreno de L" elisir d" amore de Donizetti en el Teatro La Fenice de Venecia, uno de los coliseos de ópera más importantes y exigentes del mundo. Encabezaba el reparto Javier Tomé en el rol de Nemorino, personaje con el que triunfaron otros tenores como Luciano Pavarotti o Juan Diego Flórez. La participación en esta producción es parte del premio conseguido por Javier Tomé al ser laureado como el mejor tenor en el concurso de canto Toti dal Monte. Dicho concurso ayuda a promocionar a los jóvenes cantantes, produciendo una ópera por una decena de teatros italianos. Carlos Medrano, músico del grupo Los Compadres que asistió a la representación, destaca su "gran técnica vocal, con unos agudos fáciles que salían de su voz con naturalidad y con un color homogéneo al resto de notas", así como su "frescura y gracia en escena", que hizo reír a los asistentes. El momento clave de la representación tuvo lugar durante la interpretación del aria más famosa de la obra, Una furtiva lágrima. Nemorino, el joven alocado e inmaduro, se da cuenta de que por fin tiene el amor de su amada. Al concluir el aria, el teatro entero rompió a aplaudir y a ovacionar gritando "bravo" durante varios minutos. Al final de la representación, en los saludos finales se volvieron a escuchar bravos y una atronadora ovación tanto para Carlos Tomé como para el barítono Alesio Potestio. Natural de Bilbao, Javier Tomé está terminando la carrera de Ingeniería Agrónoma en la UPNA. En esta universidad dio sus primeros pasos en el mundo del canto, al pertenecer y participar en la fundación del Coro Universitario, dirigido por Carlos Medrano. Durante su formación posterior ha recibido clases de Plácido Domingo. En su trayectoria profesional ha actuado en el Palau de la Música de Cataluña, el Palau de la Música de Valencia o el Teatro Arriaga de Bilbao.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Cacería de financieros (Diario de Navarra del 8 de noviembre de 2010)

En la Edad Media, cuando había una plaga y morían los animales o arreciaba la peste, el populacho enfebrecido clamaba justicia. Para saciar su sed irracional buscaban un culpable. La víctima propiciatoria solía ser alguna pobre anciana solitaria. Ésta tenía la desgracia de ser señalada por el dedo de algún vecino enemistado con ella, el cuál la acusaba de brujería.

Se celebraba un Auto de Fe, orquestado por la Santa Inquisición, la desdichada terminaba en la hoguera y se daba por terminado el problema. Si las enfermedades proseguían era señal de que se les había escapado alguna bruja. Se repetía el proceso hasta que cesaban las enfermedades. Entonces no se sabía que la causa de sus desdichas las provocaban los microbios. Las insalubres condiciones higiénicas y el crecimiento de las ciudades eran el caldo de cultivo para que proliferasen todo tipo de gérmenes. Y no las brujas. En la actualidad las cabezas de turco de los males actuales las ostentan los financieros. A ellos se les culpa de los problemas económicos personales y no se dan cuenta de que los últimos responsables de su situación somos cada uno de nosotros.
En los años setenta del pasado siglo los hermanos Hunt se hicieron ricos con el mercado de la plata. Muchos imitaron sus pasos pero todo cambió de la noche a la mañana y se les persiguió como criminales. A finales de los ochenta fue Michael Milken, el rey de los bonos chatarra. Pasó de ser un genio a dar con sus huesos en la cárcel. Y en la actualidad hemos visto, con el caso Madoff, cómo el individuo cambia pero la historia se repite. No discuto que si han delinquido, obviamente, paguen con cárcel. Además el leitmotiv de las burbujas económicas es que cae en ellas la mayor parte de la población. Lo que cuestiono es que sean los únicos culpables. No vale decir que si el banco me dio el dinero, que si la promotora daba facilidades de precio, que si la bolsa era la mejor inversión,. las decisiones financieras son personales.

La gente quiere invertir pero no se quiere complicar la vida buscando buenas inversiones y se deja convencer con los cantos de sirena de embaucadores profesionales o de meros vendedores de gangas. André Kostolany decía que había que desconfiar de los brokers porque vivían de tu dinero. Un día le llamabas para comprar acciones de una empresa y le parecía adecuado. Al día siguiente le proponías venderlas y te convencía de que era una buena idea. La causa: cuanto más movimiento más comisión.

Las buenas inversiones son para los que se dedican a buscarlas. Los que esperan a que les lleguen se tendrán que conformar con lo que les hayan dejado. De vez en cuando algún amigo me dice "tú que eres economista, ¿por qué no me dices qué hago con mi dinero?". Yo siempre contesto lo mismo "lo mejor que puedes hacer con tu dinero es dármelo a mí". Después de las consiguientes risas nos centramos en la cuestión. Y es que hay una preocupación creciente sobre el futuro de nuestras finanzas. ¿Cómo mantener nuestro poder adquisitivo cuando nos jubilemos o cuando tengamos que pagar la carrera universitaria a los hijos? Casi nadie confía en la capacidad de la Seguridad Social para proveer de una pensión digna cuando nos jubilemos. Si los planes de pensiones son una forma mediocre de asegurarnos el futuro, si la vivienda está en la mayor crisis desde la Gran Depresión, si la bolsa es un mar revuelto con un oleaje impracticable. ¿Qué podemos hacer?

En nuestro país no se le da importancia a saber manejar el dinero. Habitualmente me encuentro con personas educadas y muy preparadas profesionalmente que son completamente incultas en cuestiones monetarias. Nadie les ha enseñado a comprender y analizar qué deben hacer con su economía doméstica. Por eso, nos encontramos ahora con tanta gente "pillada" con una hipoteca mayor de la que podían soportar o con dinero en un plan de pensiones que no pueden rescatar o viviendo a crédito sin poder llegar a fin de mes. Están completamente perdidas y no saben qué hacer para mantener su estilo de vida en un futuro cada vez más incierto. El primer paso que deben hacer es invertir en educación financiera. Pueden quejarse del coste en tiempo y en dinero pero ¿cuál es el precio de ser un inculto financiero?

Cacería de financieros

En la Edad Media, cuando había una plaga y morían los animales o arreciaba la peste, el populacho enfebrecido clamaba justicia. Para saciar su sed irracional buscaban un culpable. La víctima propiciatoria solía ser alguna pobre anciana solitaria. Ésta tenía la desgracia de ser señalada por el dedo de algún vecino enemistado con ella, el cuál la acusaba de brujería.

Se celebraba un Auto de Fe, orquestado por la Santa Inquisición, la desdichada terminaba en la hoguera y se daba por terminado el problema. Si las enfermedades proseguían era señal de que se les había escapado alguna bruja. Se repetía el proceso hasta que cesaban las enfermedades. Entonces no se sabía que la causa de sus desdichas las provocaban los microbios. Las insalubres condiciones higiénicas y el crecimiento de las ciudades eran el caldo de cultivo para que proliferasen todo tipo de gérmenes. Y no las brujas. En la actualidad las cabezas de turco de los males actuales las ostentan los financieros. A ellos se les culpa de los problemas económicos personales y no se dan cuenta de que los últimos responsables de su situación somos cada uno de nosotros.
En los años setenta del pasado siglo los hermanos Hunt se hicieron ricos con el mercado de la plata. Muchos imitaron sus pasos pero todo cambió de la noche a la mañana y se les persiguió como criminales. A finales de los ochenta fue Michael Milken, el rey de los bonos chatarra. Pasó de ser un genio a dar con sus huesos en la cárcel. Y en la actualidad hemos visto, con el caso Madoff, cómo el individuo cambia pero la historia se repite. No discuto que si han delinquido, obviamente, paguen con cárcel. Además el leitmotiv de las burbujas económicas es que cae en ellas la mayor parte de la población. Lo que cuestiono es que sean los únicos culpables. No vale decir que si el banco me dio el dinero, que si la promotora daba facilidades de precio, que si la bolsa era la mejor inversión,. las decisiones financieras son personales.

La gente quiere invertir pero no se quiere complicar la vida buscando buenas inversiones y se deja convencer con los cantos de sirena de embaucadores profesionales o de meros vendedores de gangas. André Kostolany decía que había que desconfiar de los brokers porque vivían de tu dinero. Un día le llamabas para comprar acciones de una empresa y le parecía adecuado. Al día siguiente le proponías venderlas y te convencía de que era una buena idea. La causa: cuanto más movimiento más comisión.

Las buenas inversiones son para los que se dedican a buscarlas. Los que esperan a que les lleguen se tendrán que conformar con lo que les hayan dejado. De vez en cuando algún amigo me dice "tú que eres economista, ¿por qué no me dices qué hago con mi dinero?". Yo siempre contesto lo mismo "lo mejor que puedes hacer con tu dinero es dármelo a mí". Después de las consiguientes risas nos centramos en la cuestión. Y es que hay una preocupación creciente sobre el futuro de nuestras finanzas. ¿Cómo mantener nuestro poder adquisitivo cuando nos jubilemos o cuando tengamos que pagar la carrera universitaria a los hijos? Casi nadie confía en la capacidad de la Seguridad Social para proveer de una pensión digna cuando nos jubilemos. Si los planes de pensiones son una forma mediocre de asegurarnos el futuro, si la vivienda está en la mayor crisis desde la Gran Depresión, si la bolsa es un mar revuelto con un oleaje impracticable. ¿Qué podemos hacer?

En nuestro país no se le da importancia a saber manejar el dinero. Habitualmente me encuentro con personas educadas y muy preparadas profesionalmente que son completamente incultas en cuestiones monetarias. Nadie les ha enseñado a comprender y analizar qué deben hacer con su economía doméstica. Por eso, nos encontramos ahora con tanta gente "pillada" con una hipoteca mayor de la que podían soportar o con dinero en un plan de pensiones que no pueden rescatar o viviendo a crédito sin poder llegar a fin de mes. Están completamente perdidas y no saben qué hacer para mantener su estilo de vida en un futuro cada vez más incierto. El primer paso que deben hacer es invertir en educación financiera. Pueden quejarse del coste en tiempo y en dinero pero ¿cuál es el precio de ser un inculto financiero?