domingo, 31 de octubre de 2010

Emprendedores (Publicado en Diario de Navarra el 31 de octubre de 2010)

Hace menos de un año mi amigo Carlos Lecea me contó, apenado, que le habían despedido de su empresa después de casi veinte años trabajando como técnico. Posteriormente terminó en suspensión de pagos y todos los trabajadores han ido a engrosar las listas del paro. Hasta ahí nada de particular, por desgracia, para millones de trabajadores en estos tiempos. Lo destacable es que mi amigo Carlos se lanzó a crear su propia empresa, basándose en su experiencia, conocimiento de clientes y coraje. Este pasado fin de semana coincidimos y me contó, orgulloso, que había contratado dos trabajadores para que le ayudaran (uno un ex compañero suyo). Le desee suerte para hace frente al proceloso mundo de los negocios. No se lo dije, pero casi el 70% de las empresas cierran antes de los dos años desde su constitución. Cuando cumpla los dos años habrá que celebrarlo. Le comentaba a mi amigo que cuando terminé la carrera (1995) lo último que se me hubiera ocurrido era montar una empresa, primero de todo porque no tenía ni idea de qué era trabajar. Y no menos importante porque todos mis amigos, conocidos y yo mismo, salíamos pensando en buscar trabajo en un banco o caja, sacar plaza de funcionario o en alguna empresa de postín. Esto no era ni bueno ni malo, era imposible. ¿Cómo vamos a conseguirlo si nos apelotonábamos todos en las mismas ofertas? Creo que los jóvenes universitarios no han cambiado mucho en los últimos quince años.

Keneth Paul Morse (fundador del Centro de Emprendedores del MIT Masachusetts Institute of Technology) afirmaba hace unos días en una visita a Barcelona: “Si no encuentra trabajo, créelo usted mismo. En los próximos cinco años la mayoría del empleo vendrá de las start-up (empresas de nueva creación)”. Y daba algún consejo “Ser ambicioso, no tener miedo al fracaso porque es la madre del éxito, construir un equipo y pensar ¡Podemos hacerlo¡” Suena muy americano, en el mal sentido de la palabra. Quizás debiéramos tomar ejemplo de su capacidad de emprender, innovar y liderar la economía mundial. Sus jóvenes universitarios quieren ser como Bill Gates (Microsoft), Steve Jobs (Apple) o el joven Mark Zuckerberg (Facebook). Me conformaría con copiar que nuestros universitarios también tuvieran en la cabeza emular a estos u otros líderes por su capacidad para desarrollar nuevas empresas. Casualmente ninguno de los mencionados creadores llegó a terminar los estudios universitarios, quizás no sean tan buen ejemplo, ¿o sí? .

El paro juvenil es bestial, los jóvenes están de sobra formados y la vertiginosa evolución de las nuevas tecnologías hace pensar que, en ese caldo de cultivo, surgirán nuevos proyectos. Pero no es así. De hecho, Alfons Cornellá, consultor y conferenciante, comentaba en la sede de la CEN que “la emprendeduría resulta ser más una vocación de personas maduras que de los jóvenes”. ¿Qué les falta a nuestros jóvenes?¿De verdad no pueden encontrar nada en lo que luchar con pasión por SU proyecto? Quizás no sean ellos los culpables. Necesitan la Idea, Asesoramiento, Financiación, y Motivación. La Idea: No es necesario inventar nada nuevo. Hay que mejorar lo preexistente, que sea útil y mejore cualquier necesidad actual. Asesoramiento: Lideradas por la Cámara de Comercio, CEIN y CEN, Navarra cuenta con una veintena de asociaciones e instituciones de ayuda a los emprendedores. Dan formación gratuita específica y asesoran sobre el Plan de Negocio, la financiación, las subvenciones, prácticamente cualquier duda que surja. Financiación: Para la inversión están las tres Efes Family, Friends and Fools (Familia, Amigos y Locos, en inglés). Además de las vías tradicionales hay que buscar avalistas, Business Angels (Asociaciones de Inversores para nuevos proyectos) y empresas de Capital Riesgo. Y buscar la rentabilidad reduciendo al máximo todos los gastos fijos. No se compra nada, hay que alquilar todo lo necesario. Motivación: ¿Porqué? Respuesta a la gallega ¿Porqué no? ¿Qué tienen que perder? En el peor de los casos ganarán la experiencia. Obviamente no es tan fácil, de hecho es muy complicado, pero no seré yo quién les diga las pegas. Para eso están todos los que en su entorno les intentarán convencer para que no den el paso