viernes, 28 de enero de 2011

Cocinando a fuego lento (Diario de Navarra 28 de enero de 2011)

¿Cómo se cuece una rana? Si la echamos a un caldero hirviendo saltará fuera. La respuesta al acertijo es metiéndola en la cacerola con el agua fría y que se vaya calentando muy despacito. Así, para cuando se quiera dar cuenta ya estará cocinada. Lo mismo va a pasar con nuestras pensiones. Parece ser que para cobrar la pensión íntegra, a los 67 años, habrá que cotizar 37 y se computarán los últimos 25 de vida laboral para su cálculo. El que tenga cotizados 38,5 podrá adelantarlo a los 65. ¿Hasta cuando tendrán que trabajar el 43% de jóvenes que están en el paro para generar el derecho?

Nuestro modelo de reparto se basa en que los que trabajan pagan a los pensionistas. Así pues, es solidario. Representa una cesión de rentas de los que tienen empleo hacia los retirados. En los sistemas de capitalización cada persona recibe en la jubilación lo que ha ido cotizando durante toda su vida. Por ejemplo, los suecos pueden consultar, en su Seguridad Social, cuánto dinero tienen reservado para su jubileo. Este último modelo parece más justo pero no es, financieramente hablando, factible cambiarlo en España.

Los demógrafos vienen alertando hace mucho tiempo que las pensiones iban a quebrar a largo plazo: Si vivimos más años y tenemos menos hijos, será imposible cuadrar las cuentas porque no habrá suficientes trabajadores para tanto retirado. En la actualidad hay cuatro trabajadores por cada pensionista. Dentro de cuarenta años la relación será dos a uno. Los años de prosperidad trajeron más empleo. La inmigración colaboró para que hubiera más contribuyentes. Y como consecuencia disfrutamos de superávit en la Seguridad Social. Pero la crisis ha provocado que tengamos varios millones de parados cobrando el subsidio de desempleo. El empleo garantiza las pensiones y el crecimiento económico (más del 3%) garantiza el empleo. El paro es lo que aparece cuando todo se ha hecho mal. El superávit de la Seguridad Social cayó un 72% en 2010. El largo plazo ha llegado demasiado pronto. La quiebra financiera del estado español es otro agravante. Nuestro gobierno no tiene quién le fíe; si no pasa primero por el aro de las reformas (laboral, financiera, negociación colectiva y pensiones). Los acreedores quieren garantizarse el cobro del préstamo. Los cambios son escalonados en el tiempo pero se van introduciendo inexorablemente. En USA hay más gente que cree en los OVNIS que los que piensan cobrar una jubilación de la seguridad social. Yo no creo en los OVNIS pero tampoco espero cobrar una pensión digna. Ojala me equivoque. “Piano, piano si va lontano” dicen los italianos, que podríamos traducir, en este contexto, por “poco a poco nos van escaldando”.

jueves, 13 de enero de 2011

Menos gasto en I+D

Es habitual encontrarse en los medios noticias de que “tal empresa, región o país va a gastar tropecientosmil euros en I+D”. U otras del estilo “han concedido una subvención de X millones de euros al centro de investigación Z”. Suelen acompañarse estas noticias de una explicación a cerca del posicionamiento de dicha entidad en el ranking de más gasto en I+D. En el caso de los políticos no falta quién desde el gobierno recibe las críticas de la oposición por no dedicar suficiente presupuesto a innovación. Si una empresa se lanza a gastar en I+D, ellos verán lo que hacen. Pero cuidado con el dinero público, no vaya a ser que con el propósito de ser europeos en el gasto en I+D terminen por dilapidar sus (o nuestros) famélicos presupuestos. Y yo me pregunto, ¿Qué mérito tendrá ser el que más gasta en I+D? ¿Qué habrán hecho con todo ese dineral? ¿Qué habrán conseguido? Incluso se pavonean por ser los que ocupan los primeros puestos de tan egregia lista de manirrotos innovadores. La verdadera noticia se da cuando se vende una patente, o se lanza un nuevo producto, o se consigue un nuevo tratamiento médico, etc. El gasto como tal no es ningún bien; salvo para el que recibe el dinero. Lógicamente puede serlo, si se hace adecuadamente. A mi me queda la duda de si tanto dinero obtendrá los frutos correspondientes. Algunas subvenciones y ayudas al I+D son como un maná por el que luchan unos pocos centros. ¿Serán auditados convenientemente? O ¿Se volverán a presentar al año siguiente, con una memoria de actividades, personal contratado y una serie de facturas realizadas? Que nadie me malinterprete, no estoy haciendo un panegírico modernizado del “¡Que inventen ellos” de Don Miguel de Unamuno. Justo al contrario tengo claro que la única salida que tenemos empresas y trabajadores es la innovación. Schumpeter en su teoría de la Destrucción Creativa de 1942 ya explicó que la lucha por la supervivencia y la adaptación de las empresas es una lucha de lo nuevo contra lo viejo. Siendo las crisis las fases de adaptación a las nuevas condiciones, y el capitalismo como un proceso de evolución con “mutaciones económicas”. Usando el símil darwiniano, las organizaciones que sobreviven no son las más fuertes o las más inteligentes, sino las que mejor se adaptan a los cambios.

Otro aspecto que me resulta llamativo es el tratar de no llamar a las cosas por su nombre. Antiguamente todo el mundo hablaba de innovación cuando se refería a crear algo nuevo, o adaptar para un nuevo uso un producto ya existente. Ahora lo correcto es hablar de I+D o de I+D+I. Es un deseo de encriptar el lenguaje para parecer más moderno, más elitista, más experto. ¿Porqué empeñarse en esas complicaciones para conseguir una peor comunicación? Quizás sea mejor para el emisor no dar demasiados detalles de lo que tiene entre manos: por desconocimiento, por no tener mejores muestras de su buena gestión, o porque el éxito en la innovación es muy complicado y es mejor difuminar el mensaje.

Entonces si el gasto no es un indicador adecuado para medir el resultado de la innovación. ¿Cuál debe ser? Como siempre conviene mirar cómo lo hacen los mejores. Una de las empresas que más está brillando en los últimos años es Apple. En la actualidad el 60% de su facturación lo componen productos que no existían hace 3 años, como el Ipad o el Iphone 4. Facturación que han conseguido multiplicar por tres en el mismo periodo, y con un beneficio que se ha cuadruplicado. Pero es que además, es de las que menos invierte. Es la más eficiente. Por ejemplo: HP gasta el doble, Google casi tres veces más, Cisco Systems casi cinco veces más, IBM invierte seis veces más, y la todo poderosa Microsoft casi multiplica por nueve el gasto en innovación de la compañía de la manzana. Steve Jobs, CEO de Apple, afirma que el secreto de su éxito innovador es su valentía para poner todos sus recursos en pocos productos y hacer que estos funcionen excepcionalmente bien. Con esta estrategia ha conseguido facturar treinta mil millones de dólares con solo treinta productos. Entiendo que alguien me puede decir que pongo el listón demasiado alto y que Apple solo hay una. Vale, de acuerdo, pero prefiero mirarme en ella que en la lista de los que malgastan en I+D.

sábado, 8 de enero de 2011

Por si acaso que me toque

“El Día de la Salud”, nombre con el que se conoce al 22 de diciembre. Me puse a ver el telediario con la tradicional y aburrida serie de agraciados por el Gordo. Rodeados de los generosos loteros, los premiados atendían a periodistas, amigos oportunistas, vendedores de coches, etc. Todos reían de alegría, pero lo que pocos sabían es que tres de cada cuatro premiados en menos de 5 años perderán lo ganado o incluso más. La estadística aguafiestas no es mía, proviene de distintos estudios que confirman el dicho popular de que “el dinero no sudado se va como ha llegado”. ¿Qué le pasará a tantos premiados que sólo son capaces de disfrutar efímeramente al ser tocados por la diosa fortuna? ¿Dónde está la raíz de que la buena suerte se torne en desgracia?

Ésto no pasa sólo en España, en la TV americana hay un programa que regala casas a gente sin recursos. Hace unos meses se publicó que un gran número de nuevos propietarios perdieron su flamante y nueva vivienda porque no fueron capaces de pagar los gastos de mantenimiento. Bien, veamos: la primera reacción que tiene un premiado por el Gordo, o cualquier otro premio, es lanzarse a comprar un coche nuevo, una casa, una moto, un apartamento en la playa, etc. Piensan que compran activos pero en realidad son pasivos si nos atenemos a la definición de Robert Kiyosaki (escritor e inversor americano): un activo es un bien que nos provee de rendimientos netos positivos. Y un pasivo, por el contrario, nos sustrae rentas periódicamente. Según esta definición, tanto la casas, como el coche, o la moto son pasivos. El quid de la cuestión está en la educación financiera. Pasa lo mismo hasta en las mejores familias. “Abuelo rico, hijo señorito y nieto pordiosero” este refrán popular resume muy bien cuales son las consecuencias de una mala praxis monetaria.

La mayoría de lo que compramos pierde valor nada más salir de la tienda. Tengo un amigo apasionado por jugar al golf. Yo no sé ni darle a la bolita, pero el pasado fin de semana me contó que había mirado por Internet un palo nuevo (ni idea del nombre del susodicho). De segunda mano valía 180 €. Ayer me dijo que al final se lo había cogido nuevo por 400 € porque se lo merecía después de tanto como había trabajado este año y tal y tal. Cuando me lo contó, le dije, “No es por fastidiarte pero, ¿te das cuenta de que darle a la primera pelota te va a costar 220 €?”. La clase media solemos tener tendencia a dedicar nuestro dinero a comprar bienes que se deprecian y/o nos cuesta dinero mantenerlos. Sin embargo, los inversores se dedican a crear activos. Buscan constantemente que su dinero crezca, invirtiéndolo. La clase media ahorra en una cuenta bancaria y cada día su dinero vale menos o nada (que se lo pregunten a los argentinos). O compran bienes que se deprecian nada más salir de la tienda. Las buenas inversiones son para los que salen a buscarlas, los que esperan a que les lleguen recibirán lo que no quieren los primeros. Los buenos inversores procuran invertir siempre en distintas familias de inversión: Bolsa, inmuebles y empresas principalmente. Poniendo los huevos en distintas cestas diversifican el riesgo, saben cómo controlarlo. Los de clase media compramos acciones porque la bolsa ha subido. Pero beneficios pasados no implican ganancias futuras. Normalmente cuando entramos en Bolsa es cuando está a punto de bajar. Warren Buffet, famoso inversor, decía que cuando su chofer se pavoneaba de sus inversiones bursátiles, él vendía todas sus acciones. Los inversores profesionales a la hora de comprar acciones, lo hacen teniendo la información de primera mano. La información privilegiada es un delito, pero a ellos la información les llega de buenos asesores mucho antes de que nosotros nos enteremos por el periódico. Un profesor de finanzas personales me decía que “Si tu mayor inversión es tu casa, tienes un problema”. Está asumido socialmente que gastar 300.000 € en una casa es algo normal. Pero no se ve con los mismos buenos ojos dedicar 10.000 € a invertir en la Bolsa. Por culpa de la incultura financiera la clase media estamos abocados a tener cada vez más deudas. Los ricos a serlo cada vez más y los pobres a tener cada vez menos. Alguien me dijo una vez que si se repartiera todo el dinero del mundo en partes iguales a cada habitante; no pasaría mucho tiempo hasta que ese dinero regresara a los bolsillos originales. Porque lo importante no es cuánto dinero tienes sino cuánto dinero eres capaz de ganar y mantener indefinidamente. Volviendo al tema de las loterías. En mi caso el pasado día 22 me tocó lo puesto en un boleto. Lo cambié por otro para la lotería del niño. Y otra vez me ha tocado lo puesto, a este paso no me voy a poder dejar de jugar.

miércoles, 5 de enero de 2011

Este año tampoco compro piso (Diario de Navarra 5 de enero de 2011)

Y el que viene ya veremos. El año pasado me interesé por un piso, porque la familia va creciendo y necesitamos más espacio. No llegamos a ningún acuerdo. Este año pide 36.000 euros menos (6 millones de pesetas, en este mercado todavía se habla en pesetas) y sigue sin vender. Es importante mantener la cabeza bien fría antes de firmar una hipoteca por 30 años o más. Más parece una condena que una inversión. Algún experto pretende consolar a los compradores solventes con la obviedad de que tienen la vivienda y la pueden pagar. Pero ¿qué cara se les queda cuando les llega, mes a mes, el recibo de la hipoteca, la cuál es mayor que el valor del piso?

Todos lo estudios de mercado coinciden en que están bajando los precios. No se ponen de acuerdo en el porcentaje de bajada real, ni en cuánto les queda por bajar. En 2011 tendremos que ver cómo reacciona el mercado a la desaparición de las deducciones a la compra de vivienda (para las rentas inferiores a 24.000€). En Navarra no se va a aplicar. En teoría, al quitar esta distorsión del mercado, la vivienda debería bajar el precio un 15% de media, que es la parte que se subvenciona en este asunto. A medio plazo: Muchos analistas coinciden en que la verdadera bajada se producirá cuando suban los tipos de interés. Si se confirma la tímida recuperación de USA, la Reserva Federal Americana encarecerá el precio del dinero para prevenir las tensiones inflacionistas. El Banco Central Europeo, que en ésto va a la zaga, hará lo propio. El aumento en el coste de la financiación será como el último copo de nieve que provoca el alud. La subida de tipos encarecerá la compra y elevará los costes de mantener inmuebles sin vender. No será bueno para nuestras cajas y bancos, pues tienen sus balances repletos de ladrillos. Si no suben los tipos podrá ser debido a que llegue la temida estanflación. La cuál nos sumergirá en la “japanización” de la economía española (una reducción lenta pero continuada de precios en una coyuntura de estancamiento económico de varios lustros, como Japón en los años 90 del pasado siglo).

El stock de viviendas es altísimo. No entraré a valorar si es de un millón de viviendas o de medio, da igual. La realidad es que existe una amplia y variada oferta. Este exceso de oferta hace que no exista miedo a que nos quiten la casa de nuestros sueños. Cualquiera que lleve más de un año mirando el mercado se dará cuenta de que por cada piso que ya no está en venta (por vendido o por salir del mercado), aparecen otros de similares características y a mejor precio. Hay otra ventaja adicional para el comprador que es la mejora en la calidad de la información que facilitan las Webs inmobiliarias. Con solo darte de alta en ellas marcando tus preferencias, recibirás cómodamente en tu e-mail toda la oferta que existe en ese momento e irán actualizando la información periódicamente. Hacer frente a la compra de una casa ya no es tan sencillo como antaño. En estos momentos a pesar de que el euribor está en mínimos históricos, la financiación se ha endurecido sustancialmente. Ningún banco da hipotecas por encima del 80% del valor de tasación del inmueble. Lo que implica que hay que hacer frente al 20% restante con ahorro o pidiendo un préstamo personal. Además hay que tener un 10% del valor de la vivienda para los gastos e impuestos. Cualquiera que vaya a un banco verá que los préstamos personales están carísimos (si las cajas se financian al 7% de las ayudas del FROB, ¿a qué precio los tienen que poner a sus clientes?).

No volverán los años dorados del dinero fácil. Las bajas tasas de ahorro de los años pretéritos hacen harto complicado que se pueda afrontar la inversión. Debemos recuperar la tradición ahorradora que nos enseñaron nuestros abuelos. Nos repetían todos los domingos la importancia de no gastarnos toda la paga y de guardar siempre una moneda. Se nos olvidaron sus consejos. Nos hemos acostumbrado a vivir por encima de nuestras posibilidades en la esperanza de que los mayores ingresos futuros pagaran nuestro aumento del gasto actual. Pero ésto no funciona así. Primero debemos ahorrar y después decidir nuestras inversiones. Los que no hemos comprado piso este año debemos estar tranquilos porque los precios siguen bajando y vamos metiendo algunos euros más a la hucha. No hay prisa.