sábado, 8 de enero de 2011

Por si acaso que me toque

“El Día de la Salud”, nombre con el que se conoce al 22 de diciembre. Me puse a ver el telediario con la tradicional y aburrida serie de agraciados por el Gordo. Rodeados de los generosos loteros, los premiados atendían a periodistas, amigos oportunistas, vendedores de coches, etc. Todos reían de alegría, pero lo que pocos sabían es que tres de cada cuatro premiados en menos de 5 años perderán lo ganado o incluso más. La estadística aguafiestas no es mía, proviene de distintos estudios que confirman el dicho popular de que “el dinero no sudado se va como ha llegado”. ¿Qué le pasará a tantos premiados que sólo son capaces de disfrutar efímeramente al ser tocados por la diosa fortuna? ¿Dónde está la raíz de que la buena suerte se torne en desgracia?

Ésto no pasa sólo en España, en la TV americana hay un programa que regala casas a gente sin recursos. Hace unos meses se publicó que un gran número de nuevos propietarios perdieron su flamante y nueva vivienda porque no fueron capaces de pagar los gastos de mantenimiento. Bien, veamos: la primera reacción que tiene un premiado por el Gordo, o cualquier otro premio, es lanzarse a comprar un coche nuevo, una casa, una moto, un apartamento en la playa, etc. Piensan que compran activos pero en realidad son pasivos si nos atenemos a la definición de Robert Kiyosaki (escritor e inversor americano): un activo es un bien que nos provee de rendimientos netos positivos. Y un pasivo, por el contrario, nos sustrae rentas periódicamente. Según esta definición, tanto la casas, como el coche, o la moto son pasivos. El quid de la cuestión está en la educación financiera. Pasa lo mismo hasta en las mejores familias. “Abuelo rico, hijo señorito y nieto pordiosero” este refrán popular resume muy bien cuales son las consecuencias de una mala praxis monetaria.

La mayoría de lo que compramos pierde valor nada más salir de la tienda. Tengo un amigo apasionado por jugar al golf. Yo no sé ni darle a la bolita, pero el pasado fin de semana me contó que había mirado por Internet un palo nuevo (ni idea del nombre del susodicho). De segunda mano valía 180 €. Ayer me dijo que al final se lo había cogido nuevo por 400 € porque se lo merecía después de tanto como había trabajado este año y tal y tal. Cuando me lo contó, le dije, “No es por fastidiarte pero, ¿te das cuenta de que darle a la primera pelota te va a costar 220 €?”. La clase media solemos tener tendencia a dedicar nuestro dinero a comprar bienes que se deprecian y/o nos cuesta dinero mantenerlos. Sin embargo, los inversores se dedican a crear activos. Buscan constantemente que su dinero crezca, invirtiéndolo. La clase media ahorra en una cuenta bancaria y cada día su dinero vale menos o nada (que se lo pregunten a los argentinos). O compran bienes que se deprecian nada más salir de la tienda. Las buenas inversiones son para los que salen a buscarlas, los que esperan a que les lleguen recibirán lo que no quieren los primeros. Los buenos inversores procuran invertir siempre en distintas familias de inversión: Bolsa, inmuebles y empresas principalmente. Poniendo los huevos en distintas cestas diversifican el riesgo, saben cómo controlarlo. Los de clase media compramos acciones porque la bolsa ha subido. Pero beneficios pasados no implican ganancias futuras. Normalmente cuando entramos en Bolsa es cuando está a punto de bajar. Warren Buffet, famoso inversor, decía que cuando su chofer se pavoneaba de sus inversiones bursátiles, él vendía todas sus acciones. Los inversores profesionales a la hora de comprar acciones, lo hacen teniendo la información de primera mano. La información privilegiada es un delito, pero a ellos la información les llega de buenos asesores mucho antes de que nosotros nos enteremos por el periódico. Un profesor de finanzas personales me decía que “Si tu mayor inversión es tu casa, tienes un problema”. Está asumido socialmente que gastar 300.000 € en una casa es algo normal. Pero no se ve con los mismos buenos ojos dedicar 10.000 € a invertir en la Bolsa. Por culpa de la incultura financiera la clase media estamos abocados a tener cada vez más deudas. Los ricos a serlo cada vez más y los pobres a tener cada vez menos. Alguien me dijo una vez que si se repartiera todo el dinero del mundo en partes iguales a cada habitante; no pasaría mucho tiempo hasta que ese dinero regresara a los bolsillos originales. Porque lo importante no es cuánto dinero tienes sino cuánto dinero eres capaz de ganar y mantener indefinidamente. Volviendo al tema de las loterías. En mi caso el pasado día 22 me tocó lo puesto en un boleto. Lo cambié por otro para la lotería del niño. Y otra vez me ha tocado lo puesto, a este paso no me voy a poder dejar de jugar.

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