miércoles, 8 de diciembre de 2010

El valor real del dinero (Diario de Navarra 8 de diciembre de 2010)

¿No habíamos dejado atrás, en primavera, el problema de la deuda? Hemos vivido un "deja vu" con cambio de protagonista. Antes fue Grecia y ahora Irlanda, pero la solución a aplicar vuelve a ser la misma: darle a la máquina de hacer dinero y tapar con masa monetaria los desaguisados fiscales. Pero por más dinero que inyectan, no consiguen calmar el hambre de estos enormes e insaciables agujeros financieros. Recuerdan a los agujeros negros interestelares. Salvar a un sector tan apalancado como el bancario es como cruzar un río de aguas turbulentas. Su opacidad nos puede hundir hasta el cuello. El apalancamiento lo explica muy bien Eric Cantona, el ex jugador de futbol, en la "revolución" que había propuesto para ayer, y que tuvo un escaso seguimiento. El ariete franco inglés proponía que si todos los clientes vamos a sacar el dinero al banco el mismo día, éste no podría hacer frente a la demanda y se vería obligado a cerrar. Si esto se repitiera masivamente el efecto dominó propiciaría la caída del sistema financiero mundial. No sé dónde nos quiere llevar este futbolista y sus secuaces, pero se me antoja que no puede salir nada bueno de este embrollo. En cualquier caso está claro que nuestros depósitos bancarios están prestados a terceros (o incluso a nosotros mismos) en forma de créditos, hipotecas y demás. Cuando un banco cae, sus activos solo pueden hacer frente a un pequeño porcentaje de sus deudas. El dinero en los bancos necesita movimiento. Como los platos chinos que mientras les demos cuerda se mantendrán en el aire, pero si los paramos caen estrepitosamente a destrozarse contra el suelo.
En cualquier caso, la solución para Irlanda, como para Grecia, ha sido la combinación de políticas de ajuste y recortes unido a la inyección de una ingente cantidad de euros por parte de la UE. Todo hubiera sido más fácil sin su pertenencia al euro. La solución más sencilla hubiera consistido en devaluar la moneda nacional. En tiempos de Solchaga, como ministro de economía, ya se devaluó la peseta en varias ocasiones, consiguiendo una mejora competitiva. Lo que producimos es más barato frente al exterior. Se exporta más, se reactiva la actividad económica y por lo tanto, el estado recauda más. Además con la ayuda de la inflación la deuda se va haciendo cada vez más pequeña. Es la salida del que no quiere hacer los deberes, del que no quiere complicarse la vida haciendo los ajustes y reformas necesarias. En cualquier caso, esta opción no la tenemos ahora y hay quien aboga por reducir los salarios un 15% para ganar cuota en los mercados exteriores.

¿Y si la que se sale del euro es Alemania? Esperemos que no decidan saltar del barco y nos dejen a la deriva. ¿Hasta cuándo van a estar dándole a la máquina de hacer billetes? ¿Qué consecuencias acarreará tales magnitudes de masa monetaria? El enfermo grave, que es la economía occidental hoy, necesita transfusiones para poder sobrevivir. Las transfusiones son la expansión monetaria que estamos viviendo. Los que mandan han decidido que es mejor meter más dinero en el mercado que operar y atajar lo que está dañado. El enfermo está tan mal que tendrían que extirpar partes vitales incompatibles con la vida. La caída de Lehman Brothers asustó tanto a los que mandan que no se han atrevido a dejar caer otras compañías por el alto riesgo de contagio al sistema. Han decidido dejar a la economía en un coma inducido, para que sufra lo menos posible.

Hay muchos problemas sin resolver y la única receta contundente que aplican es inundar el mundo de más dinero. Dinero "falso" porque no está respaldado por nada. El patrón oro era un sistema monetario por el cuál la impresión de dinero estaba respaldada por reservas de oro. Funcionó desde Waterloo hasta la Primera Guerra Mundial. El valor del oro sustentaba las emisiones de billetes. En 1971 el presidente Nixon sustrajo al dólar del patrón oro. Al liberarse los bancos centrales de la rigidez marcada por sus tenencias áureas, la expansión monetaria y, como consecuencia, la inflación estaban cantadas. Esta inflación está provocada por una devaluación del valor de la moneda. Cada vez se puede comprar menos con el mismo dinero. Entonces, ¿cuál es el valor real de los billetes que tenemos en el bolsillo? A largo plazo tiende a cero. Algunos economistas quieren que se vuelva al patrón oro. Pero ¿cómo hacerlo? Sacar la pasta del dentífrico es muy fácil, lo complicado es volver a meterla. Y más en la situación actual en la que no queda pasta dentro. De esta crisis saldremos, más tarde que temprano. La crisis inmobiliaria y de deuda japonesa de los años ochenta tuvo paralelismos con esta nuestra. En su caso, el precio de la vivienda tardó catorce años en volver a subir. Y el PIB japonés necesitó diecisiete años en cambiar los números rojos por los azules. Ahora firmaba yo que nosotros nos recuperáramos en la mitad de tiempo.

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