lunes, 8 de noviembre de 2010

Cacería de financieros

En la Edad Media, cuando había una plaga y morían los animales o arreciaba la peste, el populacho enfebrecido clamaba justicia. Para saciar su sed irracional buscaban un culpable. La víctima propiciatoria solía ser alguna pobre anciana solitaria. Ésta tenía la desgracia de ser señalada por el dedo de algún vecino enemistado con ella, el cuál la acusaba de brujería.

Se celebraba un Auto de Fe, orquestado por la Santa Inquisición, la desdichada terminaba en la hoguera y se daba por terminado el problema. Si las enfermedades proseguían era señal de que se les había escapado alguna bruja. Se repetía el proceso hasta que cesaban las enfermedades. Entonces no se sabía que la causa de sus desdichas las provocaban los microbios. Las insalubres condiciones higiénicas y el crecimiento de las ciudades eran el caldo de cultivo para que proliferasen todo tipo de gérmenes. Y no las brujas. En la actualidad las cabezas de turco de los males actuales las ostentan los financieros. A ellos se les culpa de los problemas económicos personales y no se dan cuenta de que los últimos responsables de su situación somos cada uno de nosotros.
En los años setenta del pasado siglo los hermanos Hunt se hicieron ricos con el mercado de la plata. Muchos imitaron sus pasos pero todo cambió de la noche a la mañana y se les persiguió como criminales. A finales de los ochenta fue Michael Milken, el rey de los bonos chatarra. Pasó de ser un genio a dar con sus huesos en la cárcel. Y en la actualidad hemos visto, con el caso Madoff, cómo el individuo cambia pero la historia se repite. No discuto que si han delinquido, obviamente, paguen con cárcel. Además el leitmotiv de las burbujas económicas es que cae en ellas la mayor parte de la población. Lo que cuestiono es que sean los únicos culpables. No vale decir que si el banco me dio el dinero, que si la promotora daba facilidades de precio, que si la bolsa era la mejor inversión,. las decisiones financieras son personales.

La gente quiere invertir pero no se quiere complicar la vida buscando buenas inversiones y se deja convencer con los cantos de sirena de embaucadores profesionales o de meros vendedores de gangas. André Kostolany decía que había que desconfiar de los brokers porque vivían de tu dinero. Un día le llamabas para comprar acciones de una empresa y le parecía adecuado. Al día siguiente le proponías venderlas y te convencía de que era una buena idea. La causa: cuanto más movimiento más comisión.

Las buenas inversiones son para los que se dedican a buscarlas. Los que esperan a que les lleguen se tendrán que conformar con lo que les hayan dejado. De vez en cuando algún amigo me dice "tú que eres economista, ¿por qué no me dices qué hago con mi dinero?". Yo siempre contesto lo mismo "lo mejor que puedes hacer con tu dinero es dármelo a mí". Después de las consiguientes risas nos centramos en la cuestión. Y es que hay una preocupación creciente sobre el futuro de nuestras finanzas. ¿Cómo mantener nuestro poder adquisitivo cuando nos jubilemos o cuando tengamos que pagar la carrera universitaria a los hijos? Casi nadie confía en la capacidad de la Seguridad Social para proveer de una pensión digna cuando nos jubilemos. Si los planes de pensiones son una forma mediocre de asegurarnos el futuro, si la vivienda está en la mayor crisis desde la Gran Depresión, si la bolsa es un mar revuelto con un oleaje impracticable. ¿Qué podemos hacer?

En nuestro país no se le da importancia a saber manejar el dinero. Habitualmente me encuentro con personas educadas y muy preparadas profesionalmente que son completamente incultas en cuestiones monetarias. Nadie les ha enseñado a comprender y analizar qué deben hacer con su economía doméstica. Por eso, nos encontramos ahora con tanta gente "pillada" con una hipoteca mayor de la que podían soportar o con dinero en un plan de pensiones que no pueden rescatar o viviendo a crédito sin poder llegar a fin de mes. Están completamente perdidas y no saben qué hacer para mantener su estilo de vida en un futuro cada vez más incierto. El primer paso que deben hacer es invertir en educación financiera. Pueden quejarse del coste en tiempo y en dinero pero ¿cuál es el precio de ser un inculto financiero?

No hay comentarios:

Publicar un comentario