Tres chistes de economistas
Libertad, responsabilidad, transparencia, competencia, mercado, gestión, espíritu crítico, mejora continua y lucha contra la pobreza.
miércoles, 12 de diciembre de 2012
lunes, 3 de diciembre de 2012
Optimismo realista (Publicado en Diario de Navarra el 22 de diciembre de 2012)
¡Qué
viene el lobo¡ gritaba Pedro. Y claro, a la tercera nadie creyó al pequeño
mentiroso y el lobo se comió sus ovejas. Tantos años oyendo crecer los brotes
verdes nos han hecho ignorar que lo cierto, es que de esta crisis también
saldremos. No sé cuando, pero pasará. Y es que no hay mal que cien años dure, y
como dice mi socio “ni cuerpo que lo
resista”. La capacidad predictiva de los economistas no se diferencia mucho
de los meteorólogos. A pesar de las predicciones de algunos falsos profetas,
que los hay, los augurios pierden fiabilidad conforme se alejan en el tiempo.
Entre
tanto pesimismo, si hacemos el esfuerzo de ver el vaso medio lleno podremos
comprobar que hay datos positivos. Hace poco se publicaba, como mala noticia,
que se ha reducido la renta disponible de las familias un 3,2% hasta los
172.000 millones de euros. Si esas familias se convencieran de que la crisis ha
tocado fondo y decidieran gastar un tercio de sus ahorros (en todo aquello que
no compran por si acaso) la enorme ola sería del tamaño de seis Planes E (los
de Zapatero). No habría mejor plan de estímulo. En estos años se ha avanzado en
corregir los desequilibrios causados por la crisis. Seguramente la morosidad y
el paro todavía no han tocado fondo. Pero que la economía se está ajustando, es
un hecho. Si analizamos el precio de la vivienda con respecto a la renta per
cápita, se observa que estamos cerca de volver a la relación precios-renta que
había en los años 80, cuando los tipos de interés eran del ¡15%¡. Ahora España
tiene superávit comercial con el resto de Europa. El tradicional superávit
comercial entre Alemania con España se ha desinflado un 52% este año (quizá
porque ya no compramos audis). Equilibrar nuestra balanza de pagos es
fundamental para romper nuestra dependencia con la financiación exterior y
recuperar la confianza de los mercados. Es más, la Eurozona en su conjunto está
en cotas de superávit no vistas desde hace 25 años. Los inversores en bonos
están volviendo a comprar en la vieja Europa, y esto se refleja en la reducción
del coste de la financiación, la famosa prima de riesgo. España es el país más
atractivo de Europa para invertir. El coste hora por hora trabajada por un
español es de 20 € comparado con los 30€ en Alemania, 34 € en Francia o 27 € en
Italia. Estas diferencias en retribución con un alemán estarían justificadas si
este fuese un 50% más productivo que un español, pero en realidad solo lo es en
un 16% más. Comparado con Francia e Italia, el binomio coste y productividad,
España también es más atractiva para invertir. Y si tenemos en cuenta que en
España trabajamos 1700 horas al año, frente a 1600 en Italia y menos de 1500 en
Francia y Alemania, la comparación todavía nos es más favorable. El indicador
adelantado, que suele ser la Bolsa, también está mejorando en los últimos
meses. La subida de la bolsa del año 1932 anticipó la salida de la Gran
Depresión. Mirar la historia puede dar pistas a cerca del futuro. Aunque no se
debe conducir el coche mirando el retrovisor. Goldman Sachs ha hecho unas
previsiones muy positivas para Wall Street con crecimientos de dos dígitos en
2013. Si esto se cumple, la locomotora bursátil mundial arrastrará a otros
índices el próximo año.
Al
inversor Warren Buffet “se le hace la
boca agua”, según sus palabras, viendo las oportunidades de inversión en un
mercado excesivamente deprimido. Y es que el oráculo de Omaha, como se le
conoce en el parqué, tiene 40.000 millones de dólares dispuestos a invertir en
compañías sólidas, que están a precios de ganga. A Madrid ha llegado el millonario
Adelson, con un cargamento de dólares texanos, a crear el proyecto Eurovegas
como un renovado Mr. Marshall.
Muchos
pesimistas se escudan en que son realistas. Pues bien, yo soy optimista
realista. Quedan demasiados asuntos en el aire, pero si únicamente miramos los
malos datos y perdemos la esperanza, solo nos queda sentarnos a esperar el
fatal desenlace. ¿Quién sabe si ya ha pasado lo peor? Como decía Hellen Keller “Ningún
pesimista ha descubierto el secreto de las estrellas, ni ha navegado por mares
desconocidos, ni ha abierto una nueva puerta al espíritu humano”.
Carlos
Medrano Sola es Licenciado en Economía
Economiapoliticaymas/blospot.com
domingo, 2 de diciembre de 2012
Los herederos del viejo Scrooge (Publicado en Diario de Navarra el 11/12/2012)
Recientemente
la UE ha aumentado el control sobre las Agencias de Rating. A partir de ahora
deberán hacer público un calendario anual con un máximo de tres evaluaciones a estados
miembros. Y es que la última rebaja de la calificación de Francia, perdió las
tres A, ha sentado muy mal. España también tuvo la triple A en tiempos de
Zapatero. Otros países europeos también han perdido el privilegio de las AAA.
Esta cuesta se baja fácil, subirla costará bastante más. Las consecuencias para estos estados y por
extensión sus empresas y personas, es que les van a subir el coste de su
financiación. Los motivos son claros; debilidad económica, ajustes fiscales y bajos resultados de Innovación
(no el gasto en I+D, sino su resultado, insisto), redundarán en una menor
competitividad de estas economías, menor capacidad exportadora y peor situación
para enfrentarse a los próximos envites de la crisis.
Desde
que comenzó la crisis el triunvirato, formado por Standard & Poors, Moody´s
y Fitch, han estado en el punto de mira. Ellas fueron las que calificaron con
la máxima nota a los créditos subprime y todos sus derivados. Toda aquella
basura empaquetada con vistosos lazos tenía el sello AAA. Y lo peot es que estos
auditores también se han ido de rositas. La responsabilidad de los que
empaquetaban las subprime es comparable a la de sus avalistas. Pero, de nuevo
vemos como las responsabilidades se van diluyendo y se escurren por las rendijas
de las cloacas. Conste que no critico que deban existir estas agencias, sino que
sus responsables deben responder. Las personas físicas que lo hicieron deben
pagar por ello. Y no escudarse en el parapeto de la institución para eludir las
consecuencias. Si esta crisis la vamos a pagar a escote entre los
contribuyentes, debemos exigirlo. ¿Dónde está la credibilidad de unos auditores
que un día nos dicen una cosa y al día siguiente la contraria? Lo cierto es que
todavía, y después de todo, estos entes de poder tienen una enorme influencia
en los mercados.
Hace
200 años nació Charles Dickens. Su abuelo materno se dio a la fuga para no ser
arrestado tras encontrarle culpable por apropiación indebida. Su padre fue
encarcelado por deudas, de modo que Dickens fue uno de tantos niños pobres que
tuvo que trabajar para subsistir. Esto marcó su vida. Pero a pesar de esos
inicios, triunfó y creó un nuevo género literario, la novela social, en la que
denunció la explotación de los más humildes.
De todas sus obras, hay una que siempre me ha encantado; Cuento de
Navidad. La archiconocida historia del viejo Ebenezer Scrooge y los fantasmas
de las Navidades. Cuando nuestro autor pensó en la peor calaña de adoradores
del vil metal, utilizó a las agencias de rating de la época, como la quinta
esencia del capitalismo más inhumano. Y es que Scrooge no era sino el
propietario de la más importante agencia de calificación de Londres; “el nombre de Scrooge avalaba en la Bolsa
cualquier cosa sobre la que decidía señalar con su dedo”. Su frialdad era
tal que, incluso en la época más bondadosa del año, le negaba la limosna a los
parroquianos que se la pedían para ayudar a los pobres. “¿No hay prisiones?, ¿Están llenos los asilos para pobres?”
replicaba. El viejo avaro no reblandece su corazón cuando muere su socio
Marley, es más, se vanagloria de lo barato que le sale el entierro, al que solo
fue él. No le intimidan los villancicos. Desprecia la invitación de su sobrino a cenar en Nochebuena
con su famoso exabrupto “¡Paparruchas¡”.
Tampoco le ablandan el recuerdo de las Navidades pasadas ni las terribles Navidades
presentes de su empleado, al que ve cómo se le muere un hijo por no tener
dinero para medicinas. Es la muerte la que obra el milagro de la transmutación.
Cuando se ve en la tumba, cuando observa a sus sirvientes robándole las
pertenencias, cuando escucha como se mofan de su tacañería sus competidores al
salir de la Bolsa. El tacaño y el cerdo solo dan un día bueno en sus vidas, el
último. La redención transforma el drama en comedia y todos contentos. Las
agencias de rating han de aprender su lección. Y nosotros exigir cambios.
Decisiones de unos pocos afectan a la vida de todos. Deben responder ante sus
errores, de lo contrario estaremos condenados a volver a tropezar en la misma
piedra. Y no tendremos un final feliz.
Carlos
Medrano Sola es Licenciado en Economía
Economiapoliticaymas/blogspot.com
sábado, 10 de noviembre de 2012
Sabiduría popular. Se veía venir
Estos días está siendo trending
topic (exitazo en internet) un video de dos ancianos sorianos, Isidro Ciriano y
Moisés Casinadie (supongo que su mote), grabado en 2007. El que no lo haya
visto lo puede encontrar en Youtube poniendo “se veía venir”. Su predicción
sobre la crisis económica es tan
preclara que de primeras dudé si no serían actores de una campaña de Aquarius.
Pero no, es una grabación real. Con grandes surcos en la cara, boina enroscada,
barba de tres días y ojos pequeños que miran
con picardía a la cámara. Apoyados en la pared encalada y a la sombra en una
tarde de verano nos cuentan cómo iban al colegio sesenta críos. Moisés apenas
fue año y medio, que era lo normal. Enseguida se ponían a trabajar de pastores,
a segar, para no ganar nada,… iban de pastores por 200 pesetas al año. “Y claro, ahora se vive bien, pero no se conforma
la gente. Antes era un martirio, ahora
estoy loco de contento y eso que cobro poco de pensión.” dice Casinadie. “Ahora es una locura, la dehesa esa la compró
todo el pueblo por 80.000 ptas. y tardaron 50 años. Ahora por un cubalibre te
piden 700 ptas. Que es lo que cuesta medio robo con el que puede vivir una
familia. La gente joven a derrochar. Piden
cuarenta millones para un piso y se creen
que salen de la gorra y claro como no pagan, al embargo. Y esto va a
terminar mal, eh? Pero mu mal” le responde Isidro. “Este tiene un sobrino que se cogió un cochazo y le pregunté vaya coche
has echao eh?. Y él me dijo que era del banco. ¡Cómo del banco¡ Será tuyo. Qué va el banco me ha dao tres millones y
medio y ahora se los tengo que devolver o sino el banco me atiza. Y le contesté
que yo si no puedo no me lo compro y me aguanto” argumenta Moisés. Isidro
dice que “la María tiene un chico que
estudia economía, pero economía no hace falta
estudiar. El hombre que gane cinco duros
que gaste uno, y ya está la carrera hecha. Pero si el hombre que gana cinco
gasta seis, ya se ha jodido la economía”. Y termina recordando a un tío
suyo que le decía que lo bueno se acaba y pasar de lo malo a lo bueno es fácil
pero hay que mal se pasa cuando es al revés y es lo que va a venir. Y señalando
con el dedo y profetizando repite “…y es lo que va a venir”.
Independientemente de su
veracidad yo quiero reivindicar la
olvidada sabiduría popular, adquirida por la experiencia de siglos, trasmitida
de padres a hijos. Como nuestra Navarra agrícola. Hasta hace poco más del 60%
de la población. La que algunos ridiculizan, se avergüenzan u olvidan. Cuando todas las celebraciones familiares
terminaban echando unas jotas y saciando la sed de vino de los días de labor. Y
si, también reivindico la maltratada jota, poesía rural que a alguno nos
emociona recordando nuestra más tierna infancia. Cuando la oíamos cantar por
voces agostadas en el tórrido estío y embrutecidas por el pertinaz cierzo, pero
llenas de verdad porque salían del corazón. Grandes momentos cuando se
escuchaba cantar al anciano en la comunión de la nieta. La belleza de la verdad
sin aditivos. Momentos felices. El 60% de los navarros tenemos abuelos del
campo. Eran pequeños propietarios las más de las veces o jornaleros como los
del video en otras. Vidas duras, que dependían del clima para sobrevivir con
mayores o menores aprietos al albur del destino. Nos parece una exageración ganar cinco y
gastar uno como decía Isidro, pero si un año no cogían cosecha tenían que vivir
del ahorro. La alternativa era morirse
de hambre. Todos recordamos la imagen del campuzo en las películas de Paco
Martinez Soria que vestía con andrajos pero que cuando abría la cartera sacaba
un rulo apretado de billetes verdes cogidos con una goma.
Mi abuelo José salía a ver el
astro todas las mañanas. “Al día se le
conoce por la mañana” decía. Y miraba a Castilla (La Rioja) para adivinar
qué tiempo iba a hacer. Y recuerdo cuando mi tío Andrés compró un gran tractor
siendo yo niño. No me cabía en la cabeza cómo podía gastar tanto dinero. Pero
claro gracias a esa inversión, que no gasto, pudo llevar más tierras y
rentabilizar su esfuerzo. El abuelo Román decía “Casa la que puedas vivir, y tierra la que
puedas adquirir. Porque la tierra de casa pero la casa no da tierra” Y también
decía que “Mal pobre el que no está endeudao” Y es que nuestros mayores sabían
perfectamente que hay deuda buena y deuda mala. Y para salir de pobre hay que
saber cuál es la diferencia.
Carlos Medrano es Licenciado en
Economía
Economiapoliticaymas/blogspot.com
Los desahucios se deben a causas mal resueltas (Publicado en Diario de Navarra el 12/11/2012)
Se ha suicidado Amaia Egaña, vecina de
Baracaldo, cuando iban a desahuciarla. Era amiga de Patxi López, el ex
lehedakari. En octubre se ahorcó un hombre en Granada al que iban a desalojar.
El horror de estos suicidios ha removido las conciencias y hay reacciones para
tratar de que no vuelva a pasar. El total de ejecuciones hipotecarias desde
2008 ha ascendido a 373.000. Como decía Stalin un millón de muertos es una
estadística y un muerto una tragedia.
Hay un movimiento social a favor de la dación en
pago retroactiva (devolver el piso y saldar la deuda) como solución. El
problema es que el mercado se ha hundido y nadie quiere ladrillos. Tampoco el
banco. Pero claro, como se han salvado a los bancos, en vez de dejar que
quebraran, es injusto que no se rescate a las personas. La dación en pago es una
opción hipotecaria de la que existen varias ofertas en el mercado. Son más
caras que las otras porque el acreedor asume el riesgo de quedarse con el piso.
En EEUU es una clausula habitual. Aquí las entidades financieras son los malos
de turno. En especial las nacionalizadas. Era una quimera fusionar bancos
quebrados (apodados zombis desde 2008) con el propósito de crear uno rentable.
Debieron cerrar y que sus accionistas y gestores respondieran por las pérdidas.
A un zombi hay que dispararle en el cerebro antes de que te muerda. Las
corporaciones creadas siguieron en el mercado como el monstruo de Frankenstein.
Pero ya era tarde para cerrarlas porque eran demasiado grandes para caer, pues
arrastrarían con ellas al resto de la economía. Socialismo de ricos,
nacionalizan las pérdidas sin renunciar a sus derechos. Por no atajar los
problemas de raíz estamos en un lio tremendo. Se han querido paliar las
consecuencias sin solucionar las causas. Y así nos va. La dación en pago retroactiva
empeoraría la situación. No hay que caer en el simplismo de considerar que
todos los acreedores son malos, y los deudores víctimas. Por mucha locura
colectiva que padecimos, a nadie le obligaron a comprar un piso en 2006. Si
ahora, que vale un 40% menos, se puede devolver, habrá cola en el banco para
entregar las llaves (tonto el último). Se incrementará el agujero de los bancos
quebrados y las pérdidas del resto. Y las consecuencias (más impuestos y
financiación más cara) las pagaríamos a escote. Otra vez se diluirían las
responsabilidades de unos entre todos. Se necesita un plan de choque que
detecte los casos más urgentes. Pero sin olvidar las causas. El paro y también el
analfabetismo financiero de este país. Si damos un pez solucionamos la comida
un día. Pero si enseñamos a pescar nunca más pasarán hambre. Tenemos que
mojarnos y dar un paso para enseñar al que no sabe. Educación financiera y
reciclaje profesional. Y no mirar al papá estado para todo. El Estado debe
defender a los desamparados y a los más débiles de la rapiña. Como denunció
Steinbeck en “Las uvas de la ira” cuando los campesinos de Oklahoma eran expulsados
de sus tierras y extorsionados. Retrato de un tiempo en el que en EEUU morían
los niños de hambre. La UE ha declarado que nuestra ley no ampara los derechos
de los consumidores. Que se revise. Varios jueces han pedido cambios en la ley
de ejecución presupuestaria. Uno de ellos dijo que no quería ejercer de
cobrador del frac. El pueblo quiere justicia y ellos son los que la tienen que impartir.
Steinbeck lo reflejó muy bien cuando el padre campesino desahuciado reclama
justicia y trata de saber a quién hay que disparar para defenderse. Al pobre le
resulta imposible saber quién es el responsable último pues detrás de su
desgracia están las corporaciones propietarias de la tierra y detrás de ellas
el apoderado del banco en Tulsa y por último un banco en Nueva York. Ahora
necesitamos justicia y no la del lejano oeste. Que los jueces investiguen
también a las centenas de chorizos que han poblado nuestro suelo patrio. Llama
la atención que con tanto abuso no tengamos las cárceles llenas. Y si para ello
necesitan herramientas, que las pidan también.
Como decía el general Mc Arthur “Todos los
errores de la humanidad se pueden resumir en dos palabras; demasiado tarde”. Desde
luego, es demasiado tarde para los muertos.
Carlos Medrano Sola es Licenciado en Economía
economiapoliticaymas/blogspot.com
lunes, 16 de julio de 2012
Y llegaron las condiciones (Publicado en Diario de Navarra el 13 de julio de 2012)
Como el despertar de una enorme resaca sanferminera, así se
ha desayunado nuestra economía después del histórico plan de recortes de Rajoy.
El Presidente del Gobierno pidió aguante
a De Guindos. Draghi dijo no. En su última comparecencia negó que fuera a
comprar deuda soberana este verano. En las películas de indios y vaqueros se repetía
una escena similar. Fort Apache estaba rodeado de indios (los especuladores).
Un emisario (Draghi) llegaba para anunciar que no vendría el séptimo de
caballería. Los jefes de todas las tribus indias se juntaban para tratar la
nueva situación. Y decidían unirse (incluso entre tribus enemigas) para atacar
salvajemente a los necesitados yankees (nosotros). Este era el panorama financiero
para este verano hasta ayer. Con la
peseta era mucho más fácil. Solchaga devaluó la economía un 25% y no tuvo tanta
repercusión. Probablemente éste sea el coste más alto de pertenecer al euro. En
el otro lado de la balanza está que formar parte del Euro implica que no podemos caer sin arrastrar
al resto. El Euro se creó en base a un mercado y una unión monetaria, obviando
la necesaria unión fiscal. Se empezó la casa por el tejado y ahora toca
sufrirlo.
“Aguanta, somos la cuarta potencia de Europa,
España no es Uganda” Fue el SMS que envió Rajoy a De Guindos. Parecía que aquel
histórico sábado nuestros problemas estaban resueltos. La alegría nos duró
menos de 48 horas. Y no fue por culpa de las elecciones griegas. La cuestión es
que no era suficiente. Nadie se creía que el rescate de la banca, como un
préstamo indirecto de la UE, iba a ser inocuo. Nada es gratis. Este préstamo lo
que nos va a dar es tiempo para equilibrar las cuentas públicas y el sistema
financiero. Ambos hechos tendrán lugar si la economía real se pone en marcha. Esa
es la clave para salir del pozo. Hay medidas como las de subir impuestos que
van en la dirección contraria pues perjudican a la recuperación. Y no se pueden
subir los impuestos indefinidamente porque llega un punto en el que la subida
de impuestos trae menor recaudación. Y si no que se lo pregunten a los últimos
ministros de Hacienda.
A bajar las cotizaciones a la Seguridad Social y subir el
IVA le llaman algunos economistas “trilerismo fiscal”. Reducir las cotizaciones
a la Seguridad Social implicará que sea más barato crear empleo y por tanto
puede fomentar la reducción del paro. Esta doble medida favorece las
exportaciones del país. Como no podemos devaluar la peseta, concebimos una
devaluación fiscal. Un juguete español paga IVA y de forma indirecta también
Seguridad Social, por el contrario, un juguete chino solo paga el IVA. Con los
recortes y la subida impositiva se va a reducir la demanda interior. La
devaluación fiscal pretende que sea la demanda exterior la que compense y tire
de nuestra economía.
Separar los bancos buenos de los malos, mayor transparencia
y recapitalización son medidas que van en la dirección correcta. No voy a
entrar en el detalle de los recortes porque lo pueden leer en el periódico. Un fuerte recorte del gasto público y medidas
para mejorar la competitividad están interrelacionados, según Sala i
Martin, “porque hay muchos estudios empíricos que
demuestran que las crisis fiscales que se resuelven con reducción de gasto
tienen más probabilidad de generar crecimiento a medio plazo que las que se
resuelven con aumentos masivos de los impuestos”.
Lo que le interesa a todo prestamista es la capacidad de
pagar del prestatario. La deuda no es tan grande como en otros países, nuestro
problema es el déficit. Los ingresos fiscales durante la burbuja inmobiliaria
eran anormales y no volverán. Sin embargo, el estado se propuso mantenerlos o
incluso incrementarlos gastando en planes de estímulo baladíes. Hoy toca pagar
30.000 millones de euros, sólo en intereses. Hoy la bolsa sube hasta que saquen
cuentas y se pongan en rojo de nuevo, porque ya hay quien dice que el recorte no
es suficiente. Los remedios para la resaca hacen su labor, pero el clavo no se
quita tan fácil.
Carlos Medrano Sola es licenciado en Economía
http://economiapoliticaymas.blogspot.com.es
jueves, 14 de junio de 2012
España, S.A.
“Aguanta, somos la cuarta potencia de Europa,
España no es Uganda” Fue el SMS que envió Rajoy a De Guindos. Parecía que aquel
histórico sábado nuestros problemas estaban resueltos. La alegría nos duró algo
menos de 48 horas. Y no tanto por culpa de si las condiciones del préstamo son sénior
o junior, o por las elecciones Griegas. El problema que subyace es que no es
suficiente.
El préstamo servirá para evitar
que quiebren bancos. Algunos bancos debieron quebrar al inicio de la crisis.
Zapatero no permitió que quebraran cuando eran pequeños y comenzó a fusionarlos.
Sorprendentemente pretendía juntar dos bancos quebrados y hacer uno solvente. Lo
que se consiguió en realidad fue agrandar el problema y crear bancos sistémicos.
Como dicen los americanos demasiado
grandes para caer porque se llevan por delante al resto de la economía. La
consecuencia es que se está dedicando el dinero de nuestros impuestos a
mantener a incompetentes. De todas formas, esto de salvar a la banca no es
nuevo. George Bush padre lo hizo hace más de veinte años. Y de tal palo tal
astilla, su hijo repitió el modelo en el albor de la crisis actual. Pero ¿por
qué no pueden quebrar los bancos que lo han hecho mal? Porque no les interesa a
sus dueños, los cuales tienen la influencia necesaria en los gobiernos de turno.
Ahora Almunia pide la cabeza de algún banco en bandeja de plata, un poco tarde,
¿no?
En cualquier caso, no quiero caer
en el error de darle más vueltas al “si se hubiera,…” Vamos al grano; el
rescate a la banca española en realidad es un rescate a la banca extranjera, la
cual tiene invertidos en nuestro país más de 1,2 billones de euros. Y por
tanto, el dinero que venga de la UE saldrá con la misma rapidez que entra. Estamos
tapando deuda con más deuda. Las pymes españolas ni lo van a oler. Ojalá me
equivoque, pero solo si los bancos reciben dinero en exceso (es decir, por
encima de lo que tienen que devolver y de las provisiones) podrá caer algo para
las empresas y particulares. Y como supone más deuda y más déficit, los
contribuyentes tendremos que apechugar con el nuevo recargo. El FROB tampoco
iba a tener coste para el contribuyente porque se cobraban intereses a los
bancos por el préstamo. Esto fue así hasta que se nacionalizaron y nos quedamos
con las pérdidas. Socialismo para ricos.
Y ahora voy a explicar porqué no
es suficiente. Este préstamo lo que nos va a dar es tiempo para equilibrar las
cuentas públicas y el sistema financiero. Ambos hechos tendrán lugar si la
economía real se pone en marcha. Si no se hace nada estaremos en tres meses
pidiendo el rescate total. Vamos a entrar en un nudo diabólico e involutivo con
muy mal pronóstico. Desde mi experiencia como consultor me encuentro con
empresarios que tienen serias dificultades. Los malos resultados pretéritos,
los impagados y la competencia brutal en precios les ha dejado sin un duro para
salir adelante. Los que siguen adelante lo hacen porque están transformando sus
empresas; primero un plan de comunicación para la plantilla y para el exterior (bancos,
accionistas, etc.). Después hay que levantar la moral de la tropa consiguiendo
victorias rápidas. Al mismo tiempo es
necesaria más liquidez: las empresas cierran porque no pueden pagar y no porque
no sean rentables; hay que poner en venta todo lo que no sea imprescindible
para la producción (como hizo el Banco Santander vendiendo todas sus oficinas y
alquilándolas a los compradores). Priorizar los recursos disponibles en clientes, productos y áreas geográficas
rentables, desechando el resto. Centrarse en el corazón del negocio y un largo
etcétera. El objetivo es salvar la empresa. En el caso de España, S.A. vamos a
disponer de unos pocos meses, no más, para transformar nuestra economía. Ángela
Merkel, nuestra prestamista, ha dejado claro que “España como Grecia, Irlanda o
Portugal debe seguir con sus duras reformas”. Lo mismo que ha pedido la Comisión
Europea, el FMI y grupos de economistas serios como Fedea. Rajoy parece que
prefiere aguantar. Esperemos que no tanto como la celtíbera Numancia.
Carlos Medrano Sola es Licenciado
en Economía
economiapoliticaymas.blogspot.com
jueves, 3 de mayo de 2012
Tente mientras cobro. Publicado en el Diario de Navarra el 3 de mayo de 2012
Érase una vez un pueblo en el que
no había confianza entre sus vecinos, pues todos se debían algo entre sí. Un
día llegó un ruso al hotel. Quiso reservar una habitación y el recepcionista le
pidió 100 € de fianza. En cuanto le pagó el ruso, el dueño del hotel pasó a la
carnicería de al lado a pagar los 100 € que debía. El carnicero cogió ese
dinero y se lo dio al ganadero. Y éste le pagó al vendedor de piensos. A su vez
él cogió los 100 € y pagó los servicios que tenía pendientes con una
prostituta. Ésta fue al hotel a devolverles los 100 € que debía de una
habitación que reservó. Justo cuando el dueño del hotel recibió el dinero bajó
el ruso de la habitación. Le dijo que no quería alojarse, que le devolviera sus
100 € y se marchó. Confianza, se compone de “con” y de “fianza”. Y en este
pueblo todos cobraron y volvieron a tener fianza.
A partir del 2 de abril los
proveedores (nada menos que 177.070) con facturas pendientes podrán acogerse al
Plan de Pago abierto por el gobierno central. Este plan consiste en un préstamo
a diez años que solicitó el gobierno para hacer frente a las deudas de los
ayuntamientos (20.000 millones) y comunidades (15.000 millones). Muchos de
estos proveedores que daban todo por perdido, se han encontrado con una oportunidad
para cobrar. En algunos casos les va a tocar asumir una quita. Tendrán que
renunciar a una parte. Pero mejor algo que nada. La liquidez es a las empresas
como la gasolina a los coches. De nada me sirve tener un Ferrari en el garaje
si no tengo gasolina. Coge el dinero y corre. Este Plan de Pago pretende
solucionar la situación pero no debemos pasar por alto el problema. Políticos y
gestores de ayuntamientos y comunidades son
los causantes de esta ruina. Para evitar
este tipo de desmanes el gobierno ha sacado una nueva ley que castigará
penalmente a los gestores públicos dolosos. No se puede permitir que se oculte
facturas, se gaste a sabiendas de que no hay presupuesto y demás acciones
malintencionadas. Lástima que no hayan dicho nada de castigar a los
incompetentes. Supongo que el castigo se lo llevarán sus administrados por
votarles. En el sector privado no pinta mejor. Aquí no paga nadie. No sirve de nada que los bancos centrales
inyecten dinero a la economía si éste no se mueve. Como decía mi profesor Enrique
Galarza, “El dinero es como el estiércol,
no hay que amontonarlo. Para que haga su función hay que extenderlo”.
La normativa sobre morosidad, de
2010, obliga al sector público a que los pagos deban realizarse como máximo ¡En
30 días!. Para las empresas los plazos se pueden alargar 60 días. La ley no se
cumple y no pasa nada. Los plazos de pago de las grandes empresas son
inaceptables. Se los pasan por el arco del triunfo y lo normal son pagos a 180
días o más. Especialmente en el sector de la construcción. Como pagan un día
fijo del mes, si le presentamos la factura el día después de cobro, nos acaban
de meter otro mes más de retraso. Es una espiral de retrasos en el pago que
convierte a los proveedores en financieros de sus clientes. El proveedor, que sabe
que le va a costar tiempo cobrar, presenta a su banco la factura para que le
adelanten el dinero a cambio de un módico pellizco (o no tan módico a los
precios que está hoy el dinero). Los grandes beneficiarios son las entidades
financieras. Son las que recogen esas facturas y van mordiendo pedacitos más
grandes conforme se alargan los plazos y suben los intereses. Si le sumamos ésto
al incremento de los impagos, a las empresas sólo les llega las migajas, cuando
llegan,… La morosidad está por las nubes. Las empresas contratan seguros de
cobro para controlar el riesgo. Las aseguradoras suelen cubrir el ochenta por
ciento de la factura a cambio del pago de una póliza anual. A más morosidad
seguro más caro. Y hay clientes a los que no cubren estas aseguradoras (o lo
hacen en cantidades mínimas). El dilema es ¿les vendemos o no? Como nadie les
fía, al final no les vendemos. En Azagra dicen que “el que paga descansa pero el que cobra más” ¿vendrá algún ruso, como el del cuento, para
desatascar este círculo de impagos y desconfianza?
Carlos Medrano Sola es Licenciado
en Economía
www.economiapoliticaymas/blogspot.com
jueves, 5 de abril de 2012
Tente mientras cobro
Erase una vez un pueblo en el que no había confianza entre sus vecinos, pues todos se debían algo entre sí. Un día llegó un ruso al hotel. Quiso reservar una habitación y el recepcionista le pidió 100 € de fianza. En cuanto le pagó el ruso, el dueño del hotel pasó a la carnicería de al lado a pagar los 100 € que le debía. El carnicero cogió ese dinero y se lo dio al ganadero. Y éste le pagó al vendedor de piensos. A su vez él cogió los 100 € y le pagó unos servicios que tenía pendientes con una prostituta. Y esta fue al hotel a devolverles los 100 € que debía de una habitación que reservó. Justo cuando el dueño del hotel recibió el dinero bajó el ruso de la habitación. Le dijo que no quería alojarse, que le devolviera sus 100 € y se marchó. Confianza, se compone de con y fianza. Y en este pueblo todos cobraron y volvieron a tener fianza.
A partir del 2 de abril los proveedores (nada menos que 177.070) con facturas pendientes podrán acogerse al Plan de Pago abierto por el gobierno central. Este plan consiste en un préstamo a diez años que solicitó el gobierno para hacer frente a las deudas de los ayuntamientos (20.000 millones) y comunidades (15.000 millones). Muchos de estos proveedores que daban todo por perdido, se han encontrado con una oportunidad para saldar sus deudas. En algunos casos les va a tocar asumir una quita. Tendrán que renunciar a una parte. Pero mejor algo que nada. La liquidez es a las empresas como la gasolina a los coches. De nada me sirve tener un Ferrari en el garaje si no tengo gasolina. Coge el dinero y corre. Este Plan de Pago pretende solucionar la situación pero no debemos pasar por alto el problema. Políticos y gestores de ayuntamientos y comunidades son los causantes de esta ruina. Para evitar este tipo de desmanes el gobierno ha sacado una nueva ley que castigará penalmente a los gestores públicos dolosos. No se puede permitir que se oculten facturas, se gaste a sabiendas de que no hay presupuesto y demás acciones malintencionadas. Lástima que no hayan dicho nada de castigar a los incompetentes. Supongo que el castigo se lo llevarán sus administrados por votarles. En el sector privado no pinta mejor. Aquí no paga nadie. No sirve de nada que los bancos centrales inyecten dinero a la economía si éste no se mueve. Como decía mi profesor de Economía Enrique Galarza el dinero es como el estiércol, no hay que amontonarlo, para que haga su función hay que extenderlo.
La normativa sobre morosidad, de 2010, obliga al sector público a que los pagos deben realizarse como máximo ¡En 30 días¡ Para las empresas los plazos se pueden alargar 60 días. La ley no se cumple y no pasa nada. Los plazos de pago de las grandes empresas son inaceptables. Se los pasan por el arco del triunfo y lo normal son pagos a 180 días o más. Especialmente en el sector de la construcción. Como pagan un día fijo del mes, si le presentamos la factura el día después de cobro, nos acaban de meter otro mes más de retraso. Es una espiral de retrasos en el pago que convierte a los proveedores en financieros de sus clientes. El proveedor, que sabe que le va a costar tiempo cobrar, presenta a su banco la factura para que le adelanten el dinero a cambio de un módico pellizco (o no tan módico a los precios que está hoy el dinero). Los grandes beneficiarios son las entidades financieras que son las que recogen esas facturas y van mordiendo pedacitos más grandes conforme se alargan los plazos y suben los intereses. Si le sumamos esto al incremento de los impagos, a las empresas solo les llegan las migajas, cuando llegan,… La morosidad está por las nubes. Las empresas contratan seguros de cobro para controlar el riesgo. Las aseguradoras suelen cubrir el ochenta por ciento de la factura a cambio del pago de una póliza anual. A más morosidad seguro más caro. Y hay clientes a los que no cubren estas aseguradoras (o lo hacen en cantidades mínimas). El dilema es ¿les vendemos o no? Como nadie les fía, al final no les vendemos ¿vendrá algún ruso, como el del cuento, para desatascar este círculo de impagos y desconfianza?
Carlos Medrano Sola es Licenciado en Economía
www.economiapoliticaymas/blogspot.com
A partir del 2 de abril los proveedores (nada menos que 177.070) con facturas pendientes podrán acogerse al Plan de Pago abierto por el gobierno central. Este plan consiste en un préstamo a diez años que solicitó el gobierno para hacer frente a las deudas de los ayuntamientos (20.000 millones) y comunidades (15.000 millones). Muchos de estos proveedores que daban todo por perdido, se han encontrado con una oportunidad para saldar sus deudas. En algunos casos les va a tocar asumir una quita. Tendrán que renunciar a una parte. Pero mejor algo que nada. La liquidez es a las empresas como la gasolina a los coches. De nada me sirve tener un Ferrari en el garaje si no tengo gasolina. Coge el dinero y corre. Este Plan de Pago pretende solucionar la situación pero no debemos pasar por alto el problema. Políticos y gestores de ayuntamientos y comunidades son los causantes de esta ruina. Para evitar este tipo de desmanes el gobierno ha sacado una nueva ley que castigará penalmente a los gestores públicos dolosos. No se puede permitir que se oculten facturas, se gaste a sabiendas de que no hay presupuesto y demás acciones malintencionadas. Lástima que no hayan dicho nada de castigar a los incompetentes. Supongo que el castigo se lo llevarán sus administrados por votarles. En el sector privado no pinta mejor. Aquí no paga nadie. No sirve de nada que los bancos centrales inyecten dinero a la economía si éste no se mueve. Como decía mi profesor de Economía Enrique Galarza el dinero es como el estiércol, no hay que amontonarlo, para que haga su función hay que extenderlo.
La normativa sobre morosidad, de 2010, obliga al sector público a que los pagos deben realizarse como máximo ¡En 30 días¡ Para las empresas los plazos se pueden alargar 60 días. La ley no se cumple y no pasa nada. Los plazos de pago de las grandes empresas son inaceptables. Se los pasan por el arco del triunfo y lo normal son pagos a 180 días o más. Especialmente en el sector de la construcción. Como pagan un día fijo del mes, si le presentamos la factura el día después de cobro, nos acaban de meter otro mes más de retraso. Es una espiral de retrasos en el pago que convierte a los proveedores en financieros de sus clientes. El proveedor, que sabe que le va a costar tiempo cobrar, presenta a su banco la factura para que le adelanten el dinero a cambio de un módico pellizco (o no tan módico a los precios que está hoy el dinero). Los grandes beneficiarios son las entidades financieras que son las que recogen esas facturas y van mordiendo pedacitos más grandes conforme se alargan los plazos y suben los intereses. Si le sumamos esto al incremento de los impagos, a las empresas solo les llegan las migajas, cuando llegan,… La morosidad está por las nubes. Las empresas contratan seguros de cobro para controlar el riesgo. Las aseguradoras suelen cubrir el ochenta por ciento de la factura a cambio del pago de una póliza anual. A más morosidad seguro más caro. Y hay clientes a los que no cubren estas aseguradoras (o lo hacen en cantidades mínimas). El dilema es ¿les vendemos o no? Como nadie les fía, al final no les vendemos ¿vendrá algún ruso, como el del cuento, para desatascar este círculo de impagos y desconfianza?
Carlos Medrano Sola es Licenciado en Economía
www.economiapoliticaymas/blogspot.com
martes, 27 de marzo de 2012
Pesimismo creciente (Publicado en Diario de Navarra el 28 de marzo de 2012)
Copio el titular de un artículo reciente del Financial Times sobre España, aunque la inspiración me ha venido por unas declaraciones de Manuel campo Vidal en Diario de Navarra sobre el exceso de pesimismo en la sociedad actual. Hace tres meses hablé en la radio y escribí sobre los pronósticos agoreros que preludiaban este 2012. Algunos de mis seguidores me mostraron su honda preocupación. Y no me gustó ver el efecto que tuve en su estado de ánimo. Me sentí cómplice de una mayoría vociferante que anuncia las siete plagas de Egipto, en una espiral de pesimismo autoalimentado. Un círculo vicioso del que solo repartiremos miseria para todos. Algunos como los economistas mediáticos Nouriel Roubini, en USA, y Santiago Niño Becerra, en España, se están forrando anunciando el fin del mundo conocido. A estos les va muy bien con la desgracia de los demás. Son como los que invierten en Bolsa a que todo va a ir mal (lo que se conoce como invertir a corto). Son como buitres esperando a que muera la oveja para comérsela.
Porque ¿dónde está el límite entre la legítima obligación de informar del peligro que acecha y el aprovechamiento obsceno de los falsos profetas? Creo que el exceso de alarma en tan peligroso como la actitud de las vacas que miran cuando pasa el tren. Una novedad de este año es que a papá estado se le ha caído la careta (o se la han quitado los prestamistas que ya no nos fían). No quedan superhéroes salvadores de la economía. Por fin, nos hemos dado cuenta de que cada uno, nos tenemos que “buscar la vida” como mejor podamos. Hemos pasado de ser los más listos del mundo en 2007 a protagonizar “los miserables” en 2012. Ha sido una montaña rusa emocional desencadenada por la caída de Lehman Brothers. Pasamos de la euforia para bajar por un pendiente de ansiedad, negación, miedo, desesperación, pánico, capitulación, abatimiento y depresión. Y en este proceso estuvimos una eternidad suspendidos en la fase de negación. ¿Y ahora qué? El riesgo actual es que nos detengamos demasiado tiempo en la fase de depresión y no nos abramos a la esperanza. Dar paso a la fase de alivio y por fin a un optimismo realista. Aitor, de la empresa Tesicnor, es un idealista que ha puesto en marcha La pizarra optimista. Es una pizarra a las puertas de su empresa en la que todos los días escribe una frase optimista para que el pesimismo sea decreciente.
Esto está muy bien pero necesitamos ir más allá de las palabras. Como consultor, en esta época que me ha tocado vivir, me llegan clientes que se ven a las puertas de la bancarrota. Algunos están en la fase de capitulación superados por la situación y con miedo a perder la empresa y su patrimonio. En muchos casos los bienes familiares avalan las inversiones en empresas. Si caen sus negocios todo se viene abajo como un castillo de naipes. Qué poco se acuerdan ahora, los que tanto critican a los empresarios, de que si les va mal pueden perderlo todo.
Ahora es el momento de seguir luchando. Como decía Wiston Churchill “Nunca nos rendiremos”. Nos ponemos a trabajar codo con codo para dar la vuelta a la empresa y que pueda seguir adelante. En el plan de transformación hacemos hincapié en el liderazgo, la unión de toda la plantilla para salir del pozo y en la importancia de conseguir pequeñas victorias a corto plazo que eleven la moral de la tropa. Debemos explicar a los pesimistas que cuando dicen imposible, están negando la mitad de la solución. Lo primero conseguir la liquidez que nos mantenga con vida mientras hacemos los cambios. La liquidez es como la gasolina para los coches. Serán necesarios cambios drásticos y dolorosos, pero hoy necesitamos creer que podemos. Como decía Virgilio hace dos mil años “Pueden porque creen que pueden”. O sus derivadas más actuales de Obama con “Yes, we can” y la selección de futbol con el famoso “Podemos”.
Carlos Medrano Sola es Licenciado en Economía http://economiapoliticaymas.blogspot.com.es/
Porque ¿dónde está el límite entre la legítima obligación de informar del peligro que acecha y el aprovechamiento obsceno de los falsos profetas? Creo que el exceso de alarma en tan peligroso como la actitud de las vacas que miran cuando pasa el tren. Una novedad de este año es que a papá estado se le ha caído la careta (o se la han quitado los prestamistas que ya no nos fían). No quedan superhéroes salvadores de la economía. Por fin, nos hemos dado cuenta de que cada uno, nos tenemos que “buscar la vida” como mejor podamos. Hemos pasado de ser los más listos del mundo en 2007 a protagonizar “los miserables” en 2012. Ha sido una montaña rusa emocional desencadenada por la caída de Lehman Brothers. Pasamos de la euforia para bajar por un pendiente de ansiedad, negación, miedo, desesperación, pánico, capitulación, abatimiento y depresión. Y en este proceso estuvimos una eternidad suspendidos en la fase de negación. ¿Y ahora qué? El riesgo actual es que nos detengamos demasiado tiempo en la fase de depresión y no nos abramos a la esperanza. Dar paso a la fase de alivio y por fin a un optimismo realista. Aitor, de la empresa Tesicnor, es un idealista que ha puesto en marcha La pizarra optimista. Es una pizarra a las puertas de su empresa en la que todos los días escribe una frase optimista para que el pesimismo sea decreciente.
Esto está muy bien pero necesitamos ir más allá de las palabras. Como consultor, en esta época que me ha tocado vivir, me llegan clientes que se ven a las puertas de la bancarrota. Algunos están en la fase de capitulación superados por la situación y con miedo a perder la empresa y su patrimonio. En muchos casos los bienes familiares avalan las inversiones en empresas. Si caen sus negocios todo se viene abajo como un castillo de naipes. Qué poco se acuerdan ahora, los que tanto critican a los empresarios, de que si les va mal pueden perderlo todo.
Ahora es el momento de seguir luchando. Como decía Wiston Churchill “Nunca nos rendiremos”. Nos ponemos a trabajar codo con codo para dar la vuelta a la empresa y que pueda seguir adelante. En el plan de transformación hacemos hincapié en el liderazgo, la unión de toda la plantilla para salir del pozo y en la importancia de conseguir pequeñas victorias a corto plazo que eleven la moral de la tropa. Debemos explicar a los pesimistas que cuando dicen imposible, están negando la mitad de la solución. Lo primero conseguir la liquidez que nos mantenga con vida mientras hacemos los cambios. La liquidez es como la gasolina para los coches. Serán necesarios cambios drásticos y dolorosos, pero hoy necesitamos creer que podemos. Como decía Virgilio hace dos mil años “Pueden porque creen que pueden”. O sus derivadas más actuales de Obama con “Yes, we can” y la selección de futbol con el famoso “Podemos”.
Carlos Medrano Sola es Licenciado en Economía http://economiapoliticaymas.blogspot.com.es/
lunes, 26 de marzo de 2012
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